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El Celta obligará al Madrid: como siempre

En Vigo se vive el partido de hoy con una sensación singular. Al Celta se le ha escapado la temporada. Tiene un gran equipo, con Iago Aspas, brillante internacional al frente de un equipo que bien hubiera podido alcanzar, y hasta ganar, la final de la Europa League. Esa jugada postrera, el cobarde pase atrás de Beauvue que sorprendió a Guidetti, cambió el destino del Celta quizá para unos cuantos años. El fútbol es un juego de instantes. Con acierto en ese momento, hoy veríamos un Celta lustroso, pendiente de su gran día, esa final en la que no estará. Ahora sólo aspira ya a un premio de consolación: ganarle al Madrid y decidir esta Liga.

Un premio menor, pero hay motivaciones. La arrogancia con la que Florentino intentó, acudiendo a todos los poderes que gorronean su palco, salvar aquel imposible Celta-Madrid de los voladizos volantes, dejó resabios en Vigo. Aquel fin de semana hubo un temporal en la costa gallega, que llevó a la suspensión de partidos en A Coruña y El Ferrol. Al Madrid le hubiera venido bien jugar ese día, porque el Celta, con un compromiso inmediato en Copa del Rey ante el Alavés, habría alineado mayoría de suplentes. El desmedido empeño del Madrid por salvar el partido dio gran cante. Del Madrid se espera siempre estilo, elegancia.

Ahora llega aquel partido que pudo ser y no fue. Ahora el Celta no va con los suplentes, como hubiera querido en su día Florentino, o eso parece, por cómo se batió por ello, ya que llegó a ofrecer a sus ingenieros para reparar la cubierta. Ahora van los titulares, sólo que desilusionados. Se les fue la Europa League, por aquel pase huidizo de Beauvue que sorprendió a Guidetti mal acomodado. Con todo, este partido es la despedida del Celta 16-17, tras un año que pudo ser y no fue, pero que aún podría tener hoy la guinda de una victoria que le haría protagonista indirecto de LaLiga. O sea: el Madrid tendrá que pelear el partido. Como siempre.