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Empieza el “pasamanos”

Los jugadores de los dos equipos se suelen saludar ordenadamente poco antes de que comience el partido (por la radio dicen “antes de que ‘arranque’ el partido”, porque no se les cae ese verbo de la boca).

En ese rito, forman dos hileras y desfilan chocándose las palmas. Y entonces el narrador cae en el error de decir: “Los jugadores hacen ahora el pasamanos…”.

Caramba, un pasamanos no se hace de un momento a otro. Lleva su tiempo. Los pasamanos son cosa de sastres y de ebanistas, pues designan distintos adornos de trajes y vestidos; o bien el listón que se coloca en los laterales de las escaleras.

Si usted pone en Google Imágenes “pasamanos”, le saldrán solamente barandillas.

Se puede comprender el error, pues en ese saludo inicial se van pasando las manos de unos a otros. Pero la lengua funciona así. Las palabras no definen, solamente designan. El manirroto no es el que sufre una fractura de dos dedos, el matasuegras no está catalogado como arma letal, y si uno sufre fractura de cráneo no tiene que ser forzosamente por culpa de un rompecabezas.

Son paradojas de las palabras, como la que vivió el escritor mexicano Juan Villoro (por cierto, gran aficionado al fútbol, hincha del Barça), a quien le dijeron una vez en un taller de coches: “Parece que se le acabó el sin fin”.

Del mismo modo, el término “pasamanos” sirve para unos significados derivados de los dos elementos que componen el vocablo…, pero no para otros.

Parece probable que esa locución se haya cruzado con otra que evoca también un saludo sucesivo: “besamanos”; es decir, la ceremonia que consiste en que los invitados pasen de uno en uno para besar la mano del Rey o de la Reina, o de ambos; si bien la costumbre ha relajado un tanto el acto de tocar con la boca sus nudillos, pues basta con inclinarse un poquito.

Así pues, ni pasamanos ni besamanos. Entonces, ¿cómo podemos llamar a ese acto cortés del inicio de los partidos? Quizás, en vez de “los jugadores hacen el pasamanos” se podría decir “los jugadores de los dos equipos se saludan de uno en uno”, o “los jugadores cumplen con los saludos protocolarios”. O, simplemente, “empieza la salutación de los jugadores”.

El único pasamanos previo a un partido es el que habrán visto los futbolistas en las escalerillas que dan al vestuario.