Sancionar las jugadas no castigadas en el campo es un acierto

Sanción a Ibra y Mings. En todos los órdenes de la vida hay que avanzar, mirar hacia adelante, mejorar y aprender del que lo hace mejor que tú. No podemos seguir viviendo en el inmovilismo, en el que dentro de dos días ya no se hablará de un partido y sus circunstancias porque hay otro y uno solapa al anterior. Viene esto a colación de la sanción impuesta por parte de la Federación Inglesa a los jugadores Ibrahimovic y Tyrone Mings por dos lances del juego no vistos y, por lo tanto, no sancionados debidamente por parte del colegiado.

Una medida acertada. Cronológicamente primero sucede un pisotón en la cabeza de Tyrone a Zlatan y cinco minutos más tarde un codazo del segundo al primero. Se nos llena la boca con campañas de fair play y esa frase tan manida y populista de que lo ven muchos niños, pero a la vez seguimos en el inmovilismo y no hacemos nada por cambiarlo. Esto, amigos, no es rearbitrar. Esta medida va a favor del fútbol y hace ver al jugador y al espectador que toda conducta violenta mal peritada o no vista por el colegiado no puede quedar en el limbo. Si queremos una Liga seria pongamos todas las herramientas de las que ahora mismo disponemos para acabar con estas actitudes que sobran en un campo de fútbol. Por eso estaría bien que además de las campañas auspiciadas por la RFEF sobre el fair play, ésta actúe con las posibilidades que tiene de visionar estos comportamientos y los corten de raíz. No actuar pudiendo hacerlo te hace cómplice de los actos descritos anteriormente.

Golpear en la cara. También, y esto lo dejo como una reflexión, observo que se está poniendo de moda y no sólo en la disputa del balón sino cuando un jugador presiona a otro que lleva el balón, golpear en la cara al jugador que no tiene el balón. Es curioso que cuando preguntas a jugadores en activo o ya retirados te comentan que se hace para protegerse, que el braceo es natural y que te den un manotazo también, debido al movimiento natural del brazo en la carrera.

Usar los codos. Esta teoría, que me perdonen los jugadores, no hay por dónde cogerla. Es la misma que cuando decían que no se podía saltar sin usar los codos. Curioso que ahora que los árbitros son más rigurosos a la hora de amonestar o expulsar a los jugadores que usan los codos para “protegerse”, ha disminuido considerablemente en nuestros campos