Lete, de López Viejo al Xacobeo
Decía Juan Mora hace poco en este periódico que el puesto de secretario de Estado para el Deporte es, con excesiva frecuencia, utilizado para el equilibrio de tensiones entre las siempre ariscas familias del partido del poder. En esa ruleta de tensiones, la bola de Rajoy ha caído para el caso en una casilla de Feijóo, concretamente en la de José Ramón Lete. Exjugador de baloncesto, tipo entusiasta y en plena edad de merecer. En condiciones de hacer las cosas bien, pero con unas contraindicaciones en su pasado que vienen a confirmar la sospecha general de que Rajoy se pone el mundo por montera. También en el deporte.
Estuvo en Madrid, en los tiempos de López Viejo, como consejero de deportes de la Comunidad. Era su director general de promoción deportiva, cargo creado para él. De aquel tiempo quedó la nube fétida de una fastrupia estrepitosa que desembocó en la salida por la puerta de atrás de López Viejo, hoy guardado. Lete salió de aquello por la gatera de la victoria de Feijóo en Galicia. Limpio de cargos, a mí que me registren. Uno más de los que ven, callan, no denuncian y tiran para adelante. Ese para adelante le ha dado para unos años al cargo de director del deporte en Galicia, con una gran entrega a la Vuelta Ciclista a España.
Ahí tuvo a su cargo el equipo institucional gallego de ciclismo, el Xacobeo, manchado por el doping. Hubo un médico que denunció aquello y le echaron. El equipo acabó por cerrar, por falta de presupuesto, pero no hubo investigación ni reproche contra tan fea cuestión. Con la fama que trae España en esta materia, sólo nos faltaba un secretario de Estado con un pasado de venalidad en este asunto. Pero cuando se trata de dar parcelitas de poder a las distintas baronías del partido, la gripe de la corrupción o el tifus del doping pierden peso. Lete no ha denunciado, pero se ha escapado o ha barrido bajo la alfombra.