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Florentino Pérez se juega todo en la ruleta francesa

La despedida de Benítez. Rafa lloró en su presentación como técnico del Madrid. Lágrimas proféticas. Entró al juego de Florentino y solo puede reprocharse haberse faltado al respeto a sí mismo. El Madrid de Benítez nunca fue de Benítez. Se contagió de la falta de autocrítica y de la búsqueda de campañas orquestadas, sin darse cuenta de que sin el menor escrúpulo, el presidente abriría la mano y le dejaría caer al vacío. En 23 segundos de discurso, le despachó de un plumazo, con una falta de sensibilidad galopante en un club que pretende hacer de los valores su bandera.

El anuncio de Adidas. “Para ti, nada es imposible”, le espetó el presidente, supongo que emulando el “imposible is nothing” de la firma deportiva, que viste al Madrid y de la que Zizou es imagen icónica. Sin querer, salió un anuncio de Adidas en la presentación improvisada, como gran metáfora de lo que es este Madrid, donde no se sabe si pesa más el negocio o el fútbol. Para Florentino tampoco sería imposible poner el fútbol en lo más alto del proyecto, echarse a un lado para dedicarse a lo que hace bien, nombrar un director deportivo y dejar de abochornar a buena parte de sus aficionados con los tumbos que da en su lamentable política deportiva. Once técnicos en doce años y poco.

La conexión con el vestuario. Resulta que el principal motivo esgrimido para despedir a Benítez es su nula empatía con los jugadores. Por la inexistente reacción en redes sociales, está claro que Rafa tenía pocos valedores en el camerino. La paradoja empieza por echar a Ancelotti, que ganó la Décima y que tenía una conexión espectacular con la plantilla, por el capricho de un presidente superado y perdido, que hace mucho dejó de escuchar a los que pretendían decirle lo que no quería oír, aunque quisiesen al Madrid tanto o más que él.

El nombre de Zidane siempre tuvo tintes de ilusión. La mirada de los niños en Valdebebas en víspera de Reyes y el orgullo de los padres, que vieron a ese cisne vestido de futbolista bailar sobre el Bernabéu y aún se frotan los ojos con la volea de Glasgow, perdura en el tiempo. Como entrenador, Zizou es un melón por abrir. Su reto es descomunal. De momento, ya tiene la sonrisa de sus jugadores. Un nervioso Florentino se lo juega todo en la ruleta francesa. Rien ne va plus (No va más)…