La UCI reacciona con contundencia, pero tarde
En las últimas fechas me habían llegado comentarios de decepción por la política de Brian Cookson desde sectores del ciclismo o incluso del ámbito de antidopaje. Sobre todo a partir de la falta de contundencia con la que había actuado en el caso Astana. Más que voces críticas, eran voces de desencanto. De Cookson se esperaba (y se espera) más que de la pareja antecesora Verbruggen-McQuaid, cómplice de las tropelías de Lance Armstrong.
No sé si esas mismas voces han llegado a oídos de Cookson, pero el caso es que en la última semana ha actuado con firmeza con varias decisiones. Primero instó a la organización de la E3 Harelbeke a retirar su ofensivo cartel publicitario, que más parecía obra de dos colegas en la barra de una discoteca que de una empresa promotora de deporte. Tras recibir el pertinente tirón de orejas de la UCI, y también de instituciones públicas belgas, los responsables de la clásica ya han suprimido el anuncio y han pedido disculpas.
Un par de días después, la UCI sacaba otro comunicado al hilo de una información adelantada por L’Équipe. El órgano rector del ciclismo mundial ha pedido a la Comisión de Licencias que excluya del World Tour al equipo Astana, tras estudiar las conclusiones de la auditoría encargada a la Universidad de Lausana y los documentos facilitados por las autoridades italianas sobre el Caso Padua, que vincula a varios de sus ciclistas con el sancionado médico Michele Ferrari. También a José Joaquín Rojas, por cierto, aunque esta aparición ha sido calificada por los responsables del Movistar como "una anécdota". La Comisión de Licencias es teóricamente independiente, pero me resulta raro pensar que la UCI se implique de esa forma tan abierta, para luego verse volteada sin salir de su sede.
El escenario que se presenta ahora es complicado. Para su comprensión, aconsejo este trabajo que han publicado los compañeros de biciciclismo.com. Cookson siempre dijo que el Astana estaba “en libertad condicional”, pero casi nadie le creímos. Ahora resulta que sí, que el equipo kazajo puede quedarse fuera del World Tour (es decir, de las grandes carreras), con la temporada ya empezada y con Vincenzo Nibali y Fabio Aru en sus filas.
Si en diciembre nos decepcionaba la falta de contundencia, ahora no entendemos la tardanza y el momento. Hace dos años, la UCI sufrió un revolcón en el TAS y tuvo que readmitir al equipo Katusha por un caso similar. Supongo que ahí está el motivo de tanta precaución. El refranero dice que “más vale tarde que nunca”… Pese a todo, sigo sin comprender por qué no se tomaron estas mismas medidas hace tres meses, cuando los hechos eran los mismos y el daño, aun siendo grande, hubiera podido amortiguarse más.