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Torres volvió al Atlético para hacer esto

Dos goles fulminantes de Torres, uno al inicio de cada tiempo, dieron al traste con el propósito de remontada del Madrid. Fueron dos jugadas eléctricas, nacidas del descuido de los habitualmente firmísimos centrales madridistas. En la primera, Pepe salió midiendo mal y con dudas hacia Griezmann, que se le escapó, llegó al área y centró para que Torres rematara con facilidad junto a un Ramos descolocado. La otra nació de un mal pase de Ramos, que capturó Griezmann para avanzar y ceder a Torres, que hizo el resto: quebró limpiamente a Pepe y marcó, con rebote, entre las piernas de Keylor Navas.

Fueron el 0-1 en el 1' y el 1-2 en el 46'. El primero comprometía el propósito inicial, con o sin ouija mediante, de gran remontada. El 3-0 ya tenía que ser 4-1. Pero había 89' minutos para hacer cuatro goles. No era lo mismo que tres en 120' minutos, pero era planteable. Y el Madrid fue a por ello. Hizo una enorme primera parte, llegó mucho, marcó el primer gol en el horario previsto (antes del 20') y se fue al descanso esperanzado. Pero el segundo gol de Torres colocaba la meta más lejos y ya había poco tiempo y sobre todo menos piernas para alcanzarla. Dos descuidos mataron al Madrid.

Dos descuidos penalizados por el dúo Griezmann-Torres, sobre todo por este, que en una sola noche borró su leyenda previa de flojo rendimiento en los derbis. Se fue del Bernabéu con un gran triunfo, justificando largamente el provecho de su regreso. Todo el derroche madridista valió lo que dos jugadas precisas de Griezmann y Torres. Cierto que el Madrid salió ambas veces de la caseta pensando en que sólo había que atacar, que lo demás no contaba. Pero más cierto aún es que sólo los grandes delanteros castigan de forma tan implacable errores así. Ellos nos recuerdan que el fútbol es un juego de instantes.

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