Cerci jugó de inicio en Copa y fue uno de los mejores rojiblancos. Participó en el juego, creó peligro, desbordó y estuvo en casi todas las ocasiones de gol del Atlético. Lo más importante fue que siempre quiso estar en contacto con el balón, se esforzó y corrió. El pasado domingo la afición rojiblanca aplaudió a rabiar cuando saltó al campo y le despidió luego con silbidos. Lo hizo porque entendió que el italiano jugó con cierta apatía. Ayer no y le mostró a Simeone el camino para pelear no ya por la titularidad sino por tener minutos importantes en el equipo.
El extremo tiene que ser determinante de aquí para adelante. Sólo se ha jugado un tercio de campeonato y queda lo decisivo. Y en lo decisivo los jugadores con calidad, son vitales. Cerci puede marcar diferencias.