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Cholo Simeone huele la sangre

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¿James, Isco o Illarra? La vuelta de Cristiano (sano, se supone) y la baja de Khedira dejan a Carletto con una gran decisión por tomar: ¿qué centro del campo quiere? Para acompañar a los fijos Kroos y Modric tiene tres candidatos de connotaciones diferentes. James ya ha jugado ahí, no es su sitio, pero hay que ver si puede acostumbrarse. Isco necesita confianza, pero ya fue relegado en esa plaza el año pasado. La aptitud de Illarra sigue siendo una incógnita. Creo que ninguno de los tres convence excesivamente al entrenador. Mourinho en su caso pondría a Pepe y p’alante. ¡Ojo que también vale!

El Cholo en su salsa. Hace un año, cuando el Atlético ganó el derbi liguero en el Bernabéu, Simeone soltó a los periodistas que “sería demagógicamente perfecto decir que ahora somos candidatos a ganar la Liga”. Estaba mintiendo. Él sabía que podían pelear por el campeonato. Como sabe lo importante que sería ganar esta tarde para consolidar la remodelación de su vestuario y dejar en el barro a Ancelotti. En un año, y a pesar de lo de Lisboa, la idiosincrasia colchonera ha cambiado radicalmente. Se ven capaces de todo y están crecidos. Un ejemplo: tras aquella victoria, Simeone rechazó las preguntas sobre el rival con un “nosotros sólo hablamos de nosotros”; hace unas semanas se permitió el lujo de decir públicamente y con retranca que Di María era el mejor jugador del Madrid. El Cholo sabe que hoy se juegan más que tres puntos y encima el Madrid no tiene, según él, a su mejor jugador…

Luis Enrique elige. La enfermería azulgrana se vacía, los jugadores recuperan su nivel y llega el momento de que Luis Enrique siga tomando decisiones claras. ¿Seguirá Neymar siendo suplente? Tiene la excusa de haber jugado con Brasil, pero no lo creo. ¿Y Don Pedro? Se le vio con chispa y rabia en la Selección, está para jugar. Iniesta y Piqué descansados (este último salvo por la Diada). Benditos problemas los de Luis Enrique. Ya los quisiera tener Ernesto Valverde.

Un palo. Todavía nos duele la derrota con Francia, inesperada y justa. La ilusión que nos provocaba el equipo era tan grande que, recuperados del impacto inicial, se buscó rápidamente un culpable principal: Orenga. Aunque no es conveniente simplificar las causas y focalizarlo todo en el entrenador, pareció evidente que faltó capacidad de reacción y planes alternativos en una situación de riesgo. No administró bien los recursos que tenía. La reacción de Pepe Sáez pidiendo tranquilidad y tiempo para el análisis está muy bien pero Orenga está fuera. Se aventura un entrenador experto y contrastado en la élite.