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Alcaraz deja el equipo de su vida

Sufriendo, el Granada se ha mantenido en Primera División. La penitencia será para el Valladolid que se marcha a Segunda. Injusto castigo para un equipo luchador y responsable. Este es el torneo de la regularidad. Y es verdad que la derrota en el campo del descendido Betis le dejó tocado y casi hundido. Sabor agridulce para Lucas Alcaraz. Deja el equipo de su vida, al que ha salvado de dos descensos consecutivos, con un patrimonio formidable de cantera al que recurrir y otro año más entre los mejores. Algún día se lo reconocerán.

La fiesta de los casi 1.000 granadinos que recorrieron cerca de 1.000 kilómetros chocó con las lágrimas pucelanas. El Valladolid ha padecido, llorado y trabajado. Esto es deporte. El Granada no había ganado fuera de casa en toda la segunda vuelta y ahora agradece esa increíble victoria conseguida ante el Barcelona con el memorable gol de Brahimi, o ese tanto fuera de tiempo de Ighalo, ‘La Leyenda’ (así le llaman por tierras de La Alhambra) en San Sebastián. El Granada encadenará su cuarta permanencia consecutiva entre los grandes. Enhorabuena. Y felicidades a Lucas Alcaraz, un maravilloso entrenador con 701 partidos a sus espaldas, incluido el de ayer, que se dice rápido. Sólo tiene 49 años. No seguirá. No ha sido justo el tratamiento de un significativo sector de aficionados que le han increpado y pedía su marcha. Su trabajo ha sido formidable. Callado y constante. Se va salvando al equipo de su vida. Pero sale por la puerta de atrás. No es justo. Mas es la vida. Como la vida es que llore una afición maravillosa y de Primera como la vallisoletana. El Granada permanece entre los elegidos y Alcaraz desaparece. Las obras quedan y la gente se va, decía la canción. Y mucho ánimo a la gente de Valladolid. Volverán a Primera más pronto que tarde. ¡Seguro!