Después de 44 días de vacaciones y una minipretemporada particular, Kaká hizo un cuarto de hora aceptable ante el PSG. Para mi gusto, el brasileño debería haber acortado su descanso estival para haberse presentado hecho un pincel y con el trabajo adelantado. Pero tampoco sorprende porque no es la primera vez que parece pensar más en vacaciones y en publicidad, que en su profesión. Pero ya que está claro que se va a quedar, Ancelotti tiene que intentar sacar el máximo provecho a un futbolista que todavía puede ser relativamente importante en momentos puntuales de la próxima temporada.

Si le respetan las lesiones, sigue demostrando hambre y el entrenador le convence de que su nuevo rol ya no es el de estrella indiscutible, Kaká todavía está para resolver algún problema. Hace muchísimo que no vale lo que cuesta, pero si sigue en la línea de ayer todavía puede ser un recurso muy aprovechable.