Gripe y agencia libre

Mariano Tovar



No me he olvidado de vosotros. Simplemente estoy postrado, intentando superar una gripe que está acabando conmigo. Nunca había sufrido un trancazo tan salvaje. Así que he salido de la cama a gatas para confirmaros que sigo aquí y para fijarme en dos receptores que son noticia: Randy Moss y Wes Welker.

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Moss ya se despidió de los 49ers y vuelve a estar en el mercado, pero esta vez no parece que nadie quiera contar con él. A su edad (36 años) otros grandes receptores han seguido rindiendo a un nivel altísimo, pero cuando las facultades empiezan a mermar, lo que queda es la ética de trabajo y la profesionalidad. Moss nunca ha sido un gran trabajador, ni ha sabido sacrificarse. Ha jugado bien cuando le ha apetecido, ha corrido las rutas en serio cuando era la primera opción de pase y ha pasado de todo el resto de las veces. Así que, salvo sorpresa, Randy ha cerrado una etapa profesional que muchos recordarán por su increíble temporada 2007 con los Patriots, pero que fue incluso más espectacular durante sus primeros años en los Vikings, cuando él y Cris Carter formaron una de las mejores parejas de receptores de todos los tiempos.

El otro foco de interés está en Wes Welker. Hace solo un par de días parecía que estaba a punto de firmar un contrato por tres años con los Patriots, pero en las últimas horas ha saltado la noticia de que quiere probar antes en la agencia libre. Todo parece una maniobra para subir su caché. Al final de la temporada nadie hubiera apostado un duro por la continuidad de Welker en los Patriots, sus números fueron tan buenos como siempre, pero ya no es el jugador infalible de antaño. Ha sufrido demasiadas pérdidas de balón en momentos decisivos (el último, en un tercer down contra los Ravens).

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El problema es que Tom Brady vuelve a ser el de 2006, cuando terminó la temporada exasperado con su grupo de receptores. Reche Caldwell, Jabar Gaffney y Ben Watson eran una broma para un equipo que aspiraba a ganar el anillo. La pataleta del QB fue de aúpa. Dicen las malas lenguas que levantó la voz en todos los despachos posibles, incluidos losl de Belichick y Robert Craft. Incluso amenazó con los siete males y las plagas de Egipto. En la franquicia se encendieron todas las alarmas y las reclamaciones de Brady dieron sus frutos. Llegaron Randy Moss, Wes Welker y Donte Stallworth. Parece que este año sucede algo similar. Brady quiere un receptor profundo de garantías que abra el campo, pero no está dispuesto a perder a Welker, un socio con el que se siente a gusto y se compenetra. Los QBs son muy maniáticos y quieren, por encima de todo, tener receptores con los que entenderse incluso por encima de la calidad. Esa complicidad pasador-receptor ha sido la llave del éxito en muchos equipos y no se puede negar que Welker y Brady son uña y carne.

Así que, si no sucede nada raro, Wes seguirá en los Patriots porque Tom quiere que siga. El amago de darse un paseo por la agencia libre parece más un intento de mejorar el nuevo contrato que de querer marcharse. No me extrañaría que Brady descolgara el teléfono en las próximas horas, si es que no lo ha hecho ya, para decirle a Welker algo parecido a esto: "Wes, colega, yo me he bajado el sueldo por conseguir un nuevo anillo. No voy a decir que tú debas hacer lo mismo, pero ¡NO ME JODAS!"

Pero la continuidad de Welker no calmará las exigencias de Brady. Los Patriots están obligados a fichar en la agencia libre al receptor que señale su QB. Eso parece inevitable.

Dicho lo cual, me voy a tomar un consomé caliente y me vuelvo a la cama, que, no os voy a engañar, estoy hecho un guiñapo. No me he olvidado de Lauren Silberman. Espero que Dani nos cuente su historia en los próximos días.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl