Sobre la dolorosa derrota de España en Canadá


Era la crónica de una muerte anunciada. Tal vez el fin de ciclo anunciado hace dos años en el Estadio de La Cartuja de Sevilla por el equipo de ensueño liderado por Rafa Nadal. Sin ninguno de sus habituales titulares, España se estrelló frente a Canadá en Vancouver tal y como estaba previsto (3-2) y peleará en septiembre por evitar el descenso.


Nada que objetar sobre la superioridad del equipo local, que tenía sus mejores armas en la pista (¿media-rápida?) del Thunderbird Sports Centre y en su bombardero Milos Raonic. En semejante pista arrebatar un punto al discípulo de Galo Blanco es una misión casi imposible, al alcance de unos pocos elegidos. Tal vez de un David Ferrer o un Rafa Nadal en perfecto estado.


A Guillermo García-López (6-3, 6-4, 6-2) también se le atragantó Raonic (22 aces y 48 en los dos partidos), que dio a Canadá su primera victoria en Copa Davis en una eliminatoria del Grupo Mundial. Y luego Albert Ramos decoró el marcador con una intrascendente victoria sobre Dancevic (7-5 y 6-4). Una eliminatoria que quedó vista para sentencia en la primera jornada, con las derrotas de Albert Ramos y Marcel Granollers frente a Milos Raonic (6-7, 6-4, 6-4, 6-4) y Frank Dancevic (6-1, 6-2, 6-2), y a la que sólo los M&M's dieron emoción con su apurado triunfo en el doble frente a Nestor y Pospisil (4-6, 6-4, 6-7, 6-3, 6-2). España sigue sin remontar un 2-0 en la Davis.


La derrota es un fracaso en toda regla, en el que sin embargo no cabe nada que objetar a los esforzados tenistas que dieron la cara a las órdenes de Alex Corretja. Sombrerazo por todos ellos con independencia del resultado. Asumieron con dignidad un marrón que no les correspondía después de que los primeros espadas del tenis español se borraran de la cita... Unas bajas (la mayoría voluntarias) que mediatizaron por completo la eliminatoria y que ponen en entredicho el tan cacareado buen rollo en el equipo.