El pasado sábado en la previa del partido entre el Athletic de Bilbao y el Málaga, el técnico blanquiazul Manuel Pellegrini lanzó un mensaje al propietario del club, el jeque Abdullah Al-Thani. El proyecto se tiene que definir, para dónde quiere ir. Vino a decir el entrenador del conjunto malagueño que el club está cogido con alfileres y hay que saber para dónde va a apostar el dueño. En estos momentos, la entidad está subsistiendo como puede. Ahogada por Hacienda, va pagando con sus propios recursos económicos, pero esos un día se acaban. Y los problemas no están muy lejanos.

Los jugadores y los técnicos por su profesionalidad, y los empleados y proveedores, se merecen un gesto del dueño de seguir apostando por un club con mucho futuro. El Málaga bien gestionado es muy apetitoso y Al-Thani lo sabe, al igual que sabe que la afición le mostró su cariño hace unos meses y no le gusta que se le falle. El Málaga vive un sueño y Al-Thani, tiene que ser partícipe de el. El domingo en San Mamés faltaba él, como el pasado martes en La Rosaleda en el debut de la Champions. Que no abandone el barco. Porque ahora navega, pero en poco tiempo puede encallar. El Málaga es un sentimiento. Volveré.