Mientras la Liga discute cómo se van a televisar los partidos, Villar, ajeno a todo, pasa la hucha por Puerto Rico. La Selección de allá es la 163 del 'ránking', de modo que este partido poco puede servir para ir poniendo a tono el equipo cara a lo que viene, que es la clasificación para el Mundial de Brasil. (Finlandia, Georgia, Bielorrusia y Francia son nuestros compañeros de grupo). Se trata de recaudar y, si se quiere, de hacer un poco de 'Hispanidad'. Con este argumento me defendía Del Bosque, siempre tan bienintencionado, estos partidos intempestivos al otro lado del Atlántico.

Pero que a tres días de la Liga los internacionales tengan que cruzar el charco (los del Madrid se ahorran ese viaje) no gusta a ningún club. Claro, que no es sólo cosa de España, esta es fecha FIFA, pero hay dos consideraciones que hacer: la fecha FIFA es una opción, no es obligatorio utilizarla (bien hubiera podido jugarse mañana la Supercopa) y lo que es menos obligatorio aún es cruzarse el mundo ese día. Alemania, Portugal, Francia, Italia o Inglaterra juegan por aquí. Pero Villar se pone el mundo por montera y va a Puerto Rico, país de baloncesto y béisbol, en plena época de calor y tifones.

Es disparatado. Por suerte es el último año que este miércoles de agosto es 'fecha FIFA', pero Villar quiere despedirse a lo grande. Al Barça no le cabe el Gamper (que este año lo jugará el B) y el Madrid se lleva el Trofeo Bernabéu al 26-S, ya otoño, pero él disfruta de sus futbolistas nacionales para sacar dos millones en este bolo y regalarle un viaje de turismo a tierras futbolísticamente exóticas a su cortecilla de beneficiarios. Dice que la suya es una entidad privada que no tiene que dar explicaciones, pero utiliza la marca España y los mejores jugadores del país con perjuicio de los clubes que los entrenan y les pagan.