La ética y las formas también son necesarias en la Selección

Un amigo me ha pedido que me posicione en esta Selección de Valero Rivera. Es el resumen de una larga conversación, porque él no es un seguidor habitual del balonmano, pero como es rojiblanco, de los de carné y domingos de fútbol, ahora le interesa mucho, como si lo hubiese descubierto ya de mayor y le resulte tan atractivo que está subyugado por la bravura de los chicos de Talant Dujsebaev.

Lo que no tengo muy claro es que espera Álvaro de mi posición, porque está todo enredado: no tengo dudas de que la preselección de Valero Rivera está bien, que de 18 jugadores, por lo menos, coincidimos en por lo menos 15, y no yo, sino cualquiera que siga sin excesiva pasión la temporada. Y en alguno a lo mejor discrepamos porque yo no he tenido la ocasión de ver a algunos jugadores.

La falta de tres grandes dinosaurios, tres campeones del Mundo e indiscutibles con Argilés, Pastor y Rivera hasta ahora, Alberto Entrerríos, Juanín Garcìa e Iker Romero, pues es doloroso desde el punto de vista sentimental, pero hay que concederle el beneficio de su trabajo a Valero Rivera.

Sin embargo, todo se embrolla con la situación personal y profesional de Valero Rivera y la convocatoria de jugadores. Ha llamado a su hijo en el puesto de Juanín García, y su empresa representa a Ugalde, que es el otro jugador que ocupa el puesto de Juanín, posiblemente el mejor extremo español de los últimos tiempos.

Y digo que se embrolla porque Valero, hijo, no tiene por qué padecer que su padre sea el seleccionador, y si ha hecho méritos en el Nantes, pues no se le puede dejar en España por el simple hecho de ser hijo de quien es. Mientras que Ugalde, a quien tengo en estima, es un caso distinto porque se le ha podido comparar con Juanín a lo largo del año. Y en ese uno contra uno, Juanín gana más que nada porque Ugalde acabó la temporada deprimido. Lo que pasa es que no sabemos a ciencia cierta que combinación aporta más García-Ugalde o Rivera-Ugalde. Un entrenador, que en su día tuvo un enfrentamiento con el leonés, me decía esta semana, a modo de metáfora: "Juanín, con los ojos cerrados, juega más que todos los extremos izquierdos de España". Bueno, es una opinión.

Respecto a Entrerríos e Iker, este año, yo creo, han estado por debajo del juego de Antonio García, a quien representa la empresa de Valero; pero ambos están por encima del nivel de Mikel Aguirrezabalaga, a quien también representa Valero. Es decir, una especie de sandwich. Mikel ha estado a la sombra de Rutenka, oscurecido por él y sin minutos para demostrar su calidad; y, además, se ha lesionado en mayo, con seis semanas de baja.

En esa posición tenemos un problema para justificar que el vasco esté en la convocatoria y los otros no. Salvo la justificación que llega a modo de rumor: Mikel será uno de los tres descartes, y no se podía mantener a dos jugadores como Alberto e Iker en la preparación para mandarles a casa; sus historiales no lo permiten. Pero y si hay algún inconveniente de última hora... ¿iría Mikel a Londes 2012? Es una patata caliente que prefiero que no ocurra, porque eso sí le obligaría al seleccionador a sentarse a cara descubierta y a que le preguntásemos por qué.

Todo esto lo he ido hablando con Martos, Álvaro, hasta que ya no ha podido más: "Venga, tío, yo te pregunto por lo de ser agente y seleccionador".

Pues...Valero ya era agente cuando le llamó Juan de Dios, y nadie protestó. Y su empresa ha seguido trabajando, y la Asociación de Jugadores no ha respirado en ningún momento, aunque aquí también entra en escena el barullo del balonmano: Barrufet preside a los Jugadores, y se despidió en el Mundial de Croacia porque Valero le pidió que le echase una mano en la Selección, y le debe fidelidad por los años que estuvieron juntos en el Barcelona y le ascendió a capitán. Y los clubes, aquellos que blandían espadas contra Juan Carlos Pastor, tampoco se han significado. Todos callados.

Ahora bien, si me preguntan mi opinión, pues... éticamente no me parece correcto que Valero Rivera sea el seleccionador y el dueño de una agencia que representa a Jugadores, porque no se puede dar pábulo a estas críticas de trato de favor o de intereses, o de lo que se quiera. Es obvio que un jugador internacional dispara su caché, y también que Valero intentará hacer siempre el mejor grupo por su propio interés, pero aún así, ese doble trabajo de nuestro seleccionador siempre abre la caja de Pandora a la crítica con cualquier intención.

Pero Valero no ha engañado a nadie. En todo caso debe ser Juan de Dios quien se explique, porque fue quien le contrato, y le ha permitido que mantenga su cartera de clientes en este tiempo.