Pronósticos (semana 14) y un deseo pedido a gritos



Willy ganó la jornada en el blog por segunda semana consecutiva y MAC vuelve a soplarle en el cogote a Mario que, a propósito, está actualmente muy afectado moralmente porque sus RBs en la Fantasy AS son Peterson y Forte y llega a playoffs con el culo al aire. En nuestros grupos en el pickem de ESPN (Zona Roja y Andrea), hubo multitud de acertantes de 13 resultados, pero Julio Embid sigue líder con sslake a su rueda. Quedan cuatro jornadas y ya solo hay dos opciones: arriesgar para remontar o hundirse definitivamente, o apostar a seguro para mantener la posición.

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La jornada no parece demasiado complicada. Sin embargo, muchos equipos apurarán sus últimas opciones para entrar en postemporada. Por eso, sucede algo muy típico cada año en diciembre: hay muchos partidos trampa.

Hoy jueves no parece haber historia. Los Steelers deberían pasearse en Cleveland. En la primera tanda del domingo yo volveré a estar pegado a la pantalla para confirmar si Yates es capaz de mantener el nivel de la semana pasada ahora que no tiene la ayuda de Andre Johnson. De reojo vigilaré el Titans-Saints. Ninguno de los dos se puede permitir el lujo de perder y Chris Johnson parece estar despertando.

En la segunda tanda se acumulan las emociones fuertes. Los Bears tendrán enfrente a Tebow y compañía en un duelo de defensas temibles en el que ambos equipos se juegan gran parte de sus aspiraciones; los Chargers y los Bills mantendrán un duelo agónico por mantener un hilo de esperanza una semana más. Los Raiders viajan a Green Bay obligados a ganar para no descolgarse...

Y como plato fuerte de la jornada, un Cowboys-Giants en Dallas que en mi opinión es decisivo para el devenir de la NFL 2011. Os habéis dado cuenta de que esta temporada estoy hablando de tres equipos más que de ninguno: Texans, Lions y Giants. Los primeros porque me parecen el equipo más completo de toda la NFL, eran mis máximos favoritos de la Americana hasta la lesión de Schaub, siguieron siéndolo con Leinart y estoy expectante por saber si Yates puede ser suficiente. Los segundos, Lions, porque me gustaban mucho en pretemporada, me dieron la razón durante dos meses, y ahora están en el alambre, con vértigo y un fuerte viento, mientras muchos aguantamos la respiración sin saber si serán capaces de llegar a la meta o caerán al vacío. Es verdad que ahora parecen mucho menos fieros, pero creo que si son capaces de entrar en postemporada y Kevin Smith logra jugar sin lesionarse en cada jugada, aún tienen argumentos para dar batalla.

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Los Giants siempre me han gustado. Lo he explicado en muchos artículos. Yo no tengo un equipo al que pueda considerar de mis amores, pero por algunos siempre he sentido un cariño especial. Los de Nueva York son uno de ellos. Curiosamente, esa atracción nació tras el odio rencoroso e inconsolable que sentí cuando le arrebataron el anillo a los Bills en una noche aciaga. Además, Coughlin ha sido uno de los entrenadores que más he admirado. Ese cariño es el que me permite compararlos con una boñiga o decir que Eli parece lelo. La realidad es que son un equipo divertidísimo como tal, más allá del terreno de juego. Como un camarote de los hermanos Marx pintado de azul reflex.

Y los Giants, con todas sus cosas, hacen honor a su nombre cada pocos años. Cuando menos se espera resurgen de su propio caos y se convierten en un bloque con mayúsculas, una máquina revolucionada y, quizá, el equipo más agresivo de toda la NFL por encima de Steelers o Bears.

Llevo toda la semana leyendo declaraciones de los jugadores y el staff técnico, y análisis de los periodistas neoyorquinos. Tras la derrota frente a los Packers se ha producido una especie de catarsis muy similar a la que vivieron tras la derrota frente a los perfectos Patriots que culminó con la venganza en la Super Bowl. Curiosamente, ese mismo año derrotaron a los Packers de Favre en una final de conferencia a la que llegaron como víctimas. El universo entero esperaba un duelo Brady-Favre en aquella Super Bowl que parecía el punto culminante de la historia de la NFL. Yo llegué a publicar que si Packers y Patriots se enfrentaban en ese partido, dejaría de ver NFL tras la entrega del Lombardi. Era imposible que se produjera otro alineamiento de astros así en toda la historia del deporte.

Vuelvo al hilo, que me voy por los cerros de Úbeda. Los Giants siempre han sido un equipo muy emotivo. Con jugadores muy buenos pero agobiados por la presión social y mediática que significa ser el equipo de la NFL favorito de la Gran Manzana. De Pascuas a Ramos, por el motivo que sea, son capaces de canalizar esa presión externa para convertirla en su mejor arma. No se si el partidazo que presenciamos el otro día puede haber provocado ese efecto químico que convierte a un equipo caótico en una horda de bárbaros, pero las señales apuntan a que el prodigio puede haber sucedido.

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Por eso espero con tantas ganas el Cowboys-Giants. No me lo perderé por nada del mundo. Durante tres horas comprobaremos si sucede lo que os he contado en los últimos párrafos. Si los de Coughlin se han transformado, inesperadamente, en un torbellino llamado a sembrar el caos en postemporada con una defensa dura y un juego terrestre dominante. Pero también es posible que todo sea una pose, que las declaraciones encendidas solo sean fuegos artificiales y la química no haya logrado el punto de ebullición. En ese caso, los Giants quedarán definitivamente descartados, pero yo les despediré agradecido, ya que ha sido unos de los grandes animadores de 2011.

Y, qué coño, Eli está jugando tan bien que estoy deseando no perderle de vista hasta dentro de un par de meses.

Una última consideración que, tal vez, se contradiga algo con mi encendida defensa de los Giants. Patriots, Packers, Saints y los propios Giants están entre las seis defensas que más yardas conceden. Llevo semanas defendiendo que la de los Packers es mucho mejor de lo que dicen los números y me apoyo en esos mismos números para enarbolar sus 23 intercepciones (más que nadie), pero es evidente que ninguna de las cuatro es capaz de dominar en el campo. Me gustaría que si alguno de ellos levanta el Lombardi, fuera porque en estos dos últimos meses de competición, además de su tremendo ataque aéreo, son capaces de imponerse con defensas dominantes y espectaculares.

Nunca he creído el viejo mito de que los ataques ganan partidos y las defensas campeonatos. Me parece una falacia. Pero me apetece mucho que este año triunfe el football de antes. Un campeón sin defensa solo significaría que Goodell se ha salido con la suya, que las defensas han muerto, que la carrera es anécdota, que los emparrillados se han transformado en consolas, que el football como a mí me gusta está a punto de morir.

Y por eso, contra viento y marea, llevo toda la temporada gritando desde este blog que tal vez sea mejor que el ganador se la Super Bowl sea una descomunal sorpresa. ¡FIRE GOODELL! ¡A LA MIERDA EL ARBITRAJE ACTUAL!

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl