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Tarde en Sevilla de harakiris

Sólo había dos maneras para que el Valencia no saliera derrotado del Pizjuán, tras la primera parte perdiendo 1-0. O bien Unai cambiaba el dibujo de tres centrales con Bruno y Mathieu de carrileros o alguna decisión arbitral que cambiara el curso del partido. Hasta ese momento era la peor versión del Valencia y un Sevilla cómodo como dominador claro. Al Sevilla le bastó con su primera parte, su gol y su mayor oficio, aunque su gran aliado fueron los defectos y la estatua en la que se convirtió el Valencia. El momento clave, ese que no suele aprovechar el Valencia en los partidos grandes fue en el 68'. El Sevilla ya hacía 11' que jugaba con uno menos y decidió hacerse el harakiri: penalti y expulsión de Escude.

Se quedaban con nueve, el Valencia con once y el empate a punto. Harakiri por harakiri. El Valencia se hizo el suyo. Banega tiró el penalti tan sobrado, que lo falló y 3' después Aduriz demostró su poca picardía y lo que era un pisotón de Spahic, lo convirtió en devolución de agresión con expulsión de Aduriz y amarilla a Spahic (debía haber sido roja también). Nuevo harakiri de Aduriz por falta de picardía. El Sevilla con nueve, contra diez del Valencia , 25' por delante y los ché acabaron dando puñetazos al aire. Unai debería plantearse si le hace más daño que bien al equipo tanto cambio de sistema de partido a partido.