Lamentable interruptus


Después de lo bien que nos lo hemos pasado con el draft, volvemos a la dura realidad del lockout. Hay novedades importantes. Los jueces Benton, Bye y Steven anunciarán en unas pocas horas si el lockout sigue vigente o debe finalizar, como ordenó la jueza Nelson. Pero ni siquiera esa decisión será definitiva.

Antes de seguir, un inciso. Lo de la foto de Brady, olvidadlo. Es que me hizo gracia el aplastamiento de nariz y la Bündchen nunca molesta, aunque tenga un gallinero en casa del que puede recoger cada día los huevos frescos. ¡Tela!

Vamos a lo importante. La corte de apelación de San Louis no tomará su decisión final sobre las competencias de la jueza Nelson hasta el 3 de junio. Eso significa que lo que se decida esta semana tampoco será definitivo, ni asegurará nada. Habrá que esperar un mes más.

Eso abre varias posibilidades.

1- Los jueces detienen el lockout esta semana y vuelven a activarlo en junio. Esta posibilidad aseguraría que durante las próximas semanas se abriera la agencia libre y los equipos pudieran completar sus plantillas y mantener los primeros entrenamientos, tan importantes para los novatos. Incluso abriría la posibilidad de fichar a novatos no elegidos en el draft… pero todo volvería a pararse dentro de un mes, aunque con las plantillas bastante perfiladas y los contratos firmados.

Los propietarios ganan porque vuelven a presionar a los jugadores que volverían a perder sus ingresos. Los jugadores ganan porque, al menos, pueden firmar los contratos que tienen pendientes y asegurarse el futuro. Los aficionados lo pasaríamos muy bien en mayo pero volveríamos al riguroso luto enseguida.


2- Los jueces detienen el lockout esta semana y confirman esa decisión en junio. Esa solución aseguraría que la temporada 2011 se jugara con absoluta normalidad. El calendario no necesitaría alteraciones y, de cara al aficionado, se acabarían las angustias.

Los propietarios perderían porque se quedarían sin su mayor argumento de presión sobre los jugadores y tendrían que contratar y mantener la actividad con unos criterios que les perjudicarían. Los jugadores ganarían; la NFL se pondría en marcha y ellos seguirían cobrando mientras se llega a un acuerdo o la juez Nelson emite un veredicto. A los aficionados nos aplaudirían las pelotas, literalmente.

3- Los jueces mantienen el lockout esta semana pero lo detienen en junio. Todo se mantendría parado durante el próximo mes y, aunque se iniciaran las actividades en junio, sería muy complicado que se pudiera jugar con normalidad la temporada completa. Los equipos no tendrían tiempo material para prepararse y, muy probablemente, tendría que retrasarse algunas semanas la celebración de la primera jornada. Eso podría provocar una reducción el calendario o que se prescindiera de la semana de descanso durante la temporada regular y del parón entre las finales de conferencia y la Super Bowl.

Los propietarios ganarían de entrada pero dentro de un mes volverían a estar a merced de los jugadores. A los deportistas les sucedería lo contrario. Pasarían un terrible mes de mayo, pero en junio recuperarían la iniciativa y volverían a tener ingresos. Los aficionados podríamos atragantarnos durante el verano y presenciaríamos una temporada más loca de lo habitual. Yo firmaría ahora mismo atragantamiento y locura.


4- Los jueces mantienen el lockout ahora y en junio. Agujero negro. La nada. Todo volvería a depender del reinicio de las negociaciones.

Los propietarios ganan. Vuelven a tener la sartén por el mango. Los jugadores reinician sus aventuras en el boxeo, fútbol, pases de modelos, apuñalamientos por sus contrarias… Caca, culo, pedo, pis.

Otro detalle a tener en cuenta es que nadie está negociando en serio. Las dos partes están más pendientes de las decisiones judiciales, que pueden inclinar la balanza de forma decisiva, y no quieren hacer concesiones de las que puedan arrepentirse. Recordad que aún está pendiente la sentencia que podría obligar a los propietarios a indemnizar a los jugadores por las negociaciones ilegales de la NFL con las televisiones. Todo esto lo digo para que entendáis que mientras se vayan enlazando sentencias y apelaciones, las negociaciones no avanzan y el tiempo pasa.

Para terminar, quiero aclararos que me importa dos pimientos quién se pueda llevar al final la parte más grande del pastel. Tengo una tendencia natural a estar más a favor de las posturas de los jugadores que de los propietarios, pero ni siquiera tiene nada que ver con mis opiniones políticas (aunque algunos lo hayáis pensado así), sino más bien con mi convicción de que el anterior convenio era magnífico para las dos partes, y el convencimiento de que, aunque los deportistas pueden haber estado mal asesorados en algunos momentos, exigiendo más de lo que debían, los propietarios nunca han intentado abrir el puño, han buscado manipular a la opinión pública, han publicado cartas bochornosas y han demostrado casi siempre que para ellos el dinero está por encima del deporte. Eso me parece lícito. Son los dueños y lo que quieren es forrarse, pero deberían haber tenido la decencia de taparse un poquito, para que no se notara tanto.

Pero, aun con todo, me sigue importando muy poco como puedan acabar las negociaciones. El auténtico argumento que me hace tomar partido por los jugadores es que ellos quieren jugar al football y además sacar un acuerdo beneficioso, mientras que los propietarios se niegan a que se siga jugando al football hasta que haya un acuerdo que les satisfaga.

Y yo, como todos vosotros, lo que quiero es ver partidos de NFL a partir de septiembre. No me interesa si unos juegan gratis y los otros se tiran pedos en los palcos. Simple y llanamente, quiero football. Si mañana fueran los propietarios los que quisieran que se jugara a toda costa, y los jugadores los que se negaran a hacerlo, mi postura cambiaría como la de una veleta. Y a partir de ese momento pondría a caldo a Brady, Manning, Vrabel y cualquier otro individuo que impidiera que el próximo mes de septiembre hubiera football profesional.

No os equivoquéis. No busquéis razonamientos superiores donde solo deberíais encontrar la angustia de un adicto irracional que quiere, desesperadamente, su siguiente dosis de football.

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