Bears-Seahawks (La previa)



Yo voy a ver el Bears-Seahawks con un chubasquero. Que nadie se ofenda, pero no quiero que me salpiquen los restos de impostor. Soy perfectamente consciente de que los Seahawks solo han ganado esta temporada dos partidos como visitantes: uno en Arizona y el otro en Chicago. Sí, en Chicago. Los de Seattle cazaron a Cutler seis veces. Seis cornadas que rozaron la femoral y convirtieron al QB en un flan, mientras Matt Forte jugaba su peor partido de la temporada, con once yardas en ocho intentos, y el resto del equipo del viento se autodestruía. Pero nada de eso se puede repetir... ¿O sí?

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Lo de los Seahawks ha dejado de ser una anécdota que nos mantuvo entretenidos durante los días previos al comienzo de las hostilidades. Ahora puede convertirse en una plaga. Primero eliminaron a los vigentes campeones jugando el mejor partido de toda su temporada. Después pusieron patas arriba los cruces de la Nacional. Ahora, por esos milagros que cada vez suceden más desde que los Red Sox ganaron las Series Mundiales, pueden plantarse en su propio estadio, recibiendo a los Packers, para luchar por un puesto en la gran final.

Vale, lo acepto, en enero comienza una temporada nueva. Nada de lo sucedido en los meses anteriores tiene ninguna importancia. Pero esta historia me sigue pareciendo un mal chiste. La NFL deberá replantearse los criterios de clasificación, o al menos los de los cruces de postemporada. Aunque también confieso que si la semana pasada me senté a ver, con cierto fastidio, un partido del que no esperaba casi nada, el domingo debo exigir que, por lo menos, los de Seattle mantengan la incertidumbre hasta el final.

¿Quién iba a decirnos que los de Carroll se convertirían en uno de los alicientes de estos playoff?

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Me niego a rehacer mi análisis línea por línea de los Seahawks. Sigo pensando que son un equipo a medio hacer pese a su victoria. Nada de lo que dije en la previa del Seahawks-Saints ha cambiado. Hasselbeck es un QB castigado por los años y las lesiones, muy irregular en su rendimiento, que jugó hace pocos días su mejor partido desde la temporada en que los Seahawks perdieron la Super Bowl ante los Steelers. Marshawn Lynch lleva tres años sin rendir a buen nivel y esperó hasta el duelo contra los Saints para resucitar. Mike Williams es el único receptor de garantías (en condiciones normales). Su defensa contra el pase es un coladero (404 yardas de Brees jugando mal)... Si ya no me parecían un equipo de wild card, no voy a cambiar mi opinión ahora que están en la fase siguiente. Son, sin ninguna duda, el peor equipo que ha llegado nunca tan lejos.

Pero curiosamente lo que mejor hacen es presionar a los QBs rivales y los Bears son el peor equipo en ese aspecto con diferencia. Voy a apostar por una victoria de los Bears por más de un touchdown, pero también os digo que los Seahawks han tenido suerte con el cruce. Si tenían alguna remota posibilidad de ganar a alguno de los tres equipos que siguen vivos en su conferencia, esa posibilidad pasaba por Chicago.

Los Bears también llegan a este partido sin terminar de convencer a casi nadie. La mayoría de sus victorias han sido por un estrecho margen, algunas con polémica, y siempre cimentadas en la gran defensa y el juego de carrera. Cutler ha tenido una temporada muy irregular y en muchos momentos ha sido cuestionado. Su primer partido bueno de verdad llegó en la semana 12 contra los Eagles. Aunque yo quizá destacaría más las victoria ante los Vikings y los Jets. Esos han sido los partidos en los que ha estado más contenido, jugando sobre todo para su equipo, sin prisas ni estridencias. Formando por primera vez un auténtico tándem con Matt Forte. También fueron dos partidos en los que la línea ofensiva jugó sus mejores minutos, tal vez aliviada de tener que proteger a su QB durante demasiado tiempo.

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Porque otro de los problemas de estos Bears es su carencia de receptores de calidad. Falta ese playmaker que necesita Cutler para dar su auténtica medida. Antes de comenzar la temporada, Devin Hester se quejó de su condición de número uno. Exigía menos responsabilidad como receptor y más como retornador. El tiempo le ha dado la razón y le ha convertido, además, en la mejor arma ofensiva del equipo. Ha firmado tres touchdowns en retornos de punt y ha dado a su ataque magníficas posiciones de campo. A eso hay que sumarle que su rendimiento en la línea de scrimmage ha sido muy similar al de 2010. Hicieron caso a sus demandas y acertaron.

Ahora Johnny Knox es el teórico número uno y Earl Bennett completa la tripleta. Ya, a mí tampoco me emociona demasiado. Y a los tres hay que sumar un Greg Olsen que se ha diluido en la temporada que debía elevarle a la élite. Se le han caído tantos balones fáciles, tantos pases sin dificultad, que me sorprende que aún cuenten con él. Para mí, Olsen ha sido una de las grandes decepciones de 2010.

El que ha ido de menos a más es Matt Forte. Sus mejores partidos han coincidido con las mejores actuaciones globales de los Bears. Definitivamente, los de Chicago pueden permitirse el lujo de jugar con un Cutler mediocre siempre que no lance intercepciones, pero Forte es un argumento indispensable si quieren llegar lejos en las próximas semanas.

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Para terminar con el ataque, creo que Mike Martz se rindió mediada la temporada y decidió simplificar el plan de juego al no tener jugadores adecuados para poner en práctica su filosofía. Para mí ha sido una sorpresa. Hasta ahora, Martz siempre estaba dispuesto a morir con sus ideas. Lovie Smith le ha sabido contener.

Y ya que hablamos de Smith, creo que ha recuperado todo el crédito como entrenador principal en los Bears. Liberado del juego ofensivo, se ha podido centrar en lo que realmente le gusta: las defensas. Los Bears tienen jugadores extraordinarios en casi cada posición del 'front seven', pero además han sido imaginativos, han solucionado los problemas con mucho criterio y han mejorado cada semana.

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En los últimos partidos, Julius Peppers e Israel Idonije están intercambiando posiciones. Peppers en el lado débil está desconcertando bastante a las líneas contrarias que intentan reajustarse y eso abre auténticas autopistas a Urlacher y Briggs. Los QBs rivales tienen cada vez menos tiempo, los corredores se chocan contra un muro y muchas veces son placados para pérdida de yardas. Los Bears, como casi siempre que han tenido éxito a lo largo de su historia, son una gigantesca defensa que sólo necesita un ataque que acompañe.
El problema lo tienen en la secundaria. Jennings, Tillman, Harris y Danieal Manning se han venido abajo en demasiados partidos. Y lo que es peor, Tillman, su jugador clave, será duda para el partido hasta última hora. Parece evidente que Carroll pondrá sus esperanzas en las manos de Hasselbeck, e intentará tener éxito con la carrera cuando consiga que la defensa de los Bears se abra para defender el pase. Creo que si el QB de los Seahawks consigue calentarse, su equipo tendrá una oportunidad.

De verdad, ni Chicago me parece un equipo que merezca haber descansado en la semana de repesca, ni los Seahawks me parecen un aspirante de postemporada. Creo que la suerte se ha aliado con ambos, haciéndoles mucho mejores de los que realmente son. Pero uno de ellos estará en la final de conferencia. No creo que los Seahawks tengan muchos argumentos para acceder a ella, pero los Bears podrán apelar a la calidad de su defensa, a la eficacia de Forte y a la genialidad de un Cutler que en cualquier momento puede dirigir una sinfonía triunfal. Que uno de estos dos equipos pudiera ser el representante se la Conferencia Nacional en la Super Bowl sería para mí una tremenda sorpresa.

mtovarnfl@yahoo.es