El Madrid, el indescifrable Atleti y la Copa

"El Atlético es un club indescifrable", comentó Pellegrini hace poco. ¡Qué bien manejan el español en Sudamérica! La frase me llevó cincuenta años atrás, a la primera vez que vi un partido en la tele, en realidad la primera vez que vi un partido y una tele. Era la final de Copa de 1960, en casa de un amigo pudiente de mi padre. El Madrid venía de ganar la final de la quinta Copa de Europa, 7-3 al Eintracht en Glasgow, y de remontarle en semifinales al Athletic de Bilbao, aplastando el 3-0 de ida con un espectacular 8-1. En aquella casa se respiraba optimismo y madridismo: "A estos hoy les van a caer nueve", comentaban los mayores.

Bueno, pues ganó el Atlético. En el mismísimo Bernabéu, y al mismísimo Madrid de Di Stéfano, Puskas y Gento. Mientras el Caudillo (así se decía) entregaba la Copa a Collar, a mi alrededor los mayores se rascaban la cabeza: "Es que con el Atlético nunca se sabe...". Y es verdad, nunca se sabe. ¿Quién nos iba a decir hace un año, cuando todo era gresca, que iban a ganar dos títulos europeos? ¿Quién nos iba a decir, cuando los ganaron, que ahora todo volvería a ser gresca? Así que nadie dé nada por seguro. Esto es la Copa, esto es el Atleti. Es peor que el Madrid, hace mucho que no le gana, pero, en efecto, es indescifrable.

En todo caso, estamos ante una bonita noche copera. El Madrid vuelve de Zúrich con sus premios de consolación (Mourinho más la presencia de Casillas y Cristiano en el once mundial) y se tortura con la duda de si tapar o no el agujero de Higuaín en la plantilla. Elementos de distracción. El Atlético acaba de dar el petardazo en Alicante (ese Hércules es todo un matagigantes) y hace propósito de enmienda. Ya se sabe: comida, explicaciones, conjura, chau, chau. Mientras, llega Juanfran y por fin los papeles de Elías. Quique intenta armar de nuevo el cubo de Rubik que le han descompuesto. Espérense cualquier cosa.