Federer firma su 23ª semifinal consecutiva de Grand Slam

Tomás de Cos

El número uno mundial de la ATP, Roger Federer, se clasificó hoy para la ronda semifinal del Abierto de Australia, tras imponerse al ruso Nikolay Davydenko en cuatro sets, por 2-6, 6-3, 6-0 y 7-5. No falta a la penúltima ronda de un grande desde la edición 2004 del torneo australiano. El tenista helvético, residente en Basilea, alcanza así su vigésimo tercera semifinal de un torneo de grand slam de forma consecutiva. Una ronda a la que no falta desde la edición 2004 del torneo australiano.


Roger Federer se enfrentará por un puesto en la final con el ganador del duelo que a continuación disputan el francés Jo Wilfried Tsonga y el serbio Novak Djokovic. Por el otro lado del cuadro, el escocés Andy Murray jugará la otra semifinal contra el croata Marin Cilic.

Sin embargo, y pese a lo que pudiera indicar el marcador, Federer llegó a estar muy lejos de su objetivo. Arrancó el partido muy incómodo, algo parado de pies y con problemas en su servicio desde el primer juego de partido, en el que ya tuvo que salvar una ocasión de break.

El primer set fue un paseo militar para un Davydenko muy enchufado, que recordó al "jugador de 'Play Station'", que definió el argentino Juan Mónaco no hace mucho. El de Severodonezk martilleaba con insistencia a Federer con tiros profundos y potentes a un lado y otro de la pista hasta encontrar el golpe ganador y el suizo cometía demasiados errores no forzados.

El tenista más en forma del momento jugó un set y medio perfecto y tenía muy encarrilado el encuentro. Por momentos Federer parecía un júnior haciéndole de sparring. Rompió en dos ocasiones el servicio de Roger y se anotó la manga por 2-6.

El despertar de la bestia

La segunda manga empezó de forma parecida, con Federer sufriendo y con Davydenko jugando con un ritmo muy alto, haciendo correr de lo lindo a un esforzado pero impotente rival. Entonces el suizo, muy atrapado y que tras el partido explicó que el reflejo del sol en la cubierta no le permitía tocar bien la pelota, comenzó a buscar otras cosas. Una dejada por allí, una subida a la red por allá. Recursos para sacar de ritmo y de su zona de confort a la máquina rusa. Y consiguió despertarse tras encadenar un par de buenos puntos.

Con el cambio de actitud recordó además los mecanismos que le otorgan su eficiente primer servicio, hasta entonces desaparecido, y descubrió su habitual facilidad para encontrar golpes ganadores. Tras recuperar una temprana rotura encajada, se montó en una moto para decir adiós a su rival por el retrovisor. Aceleró la velocidad de sus golpes y enlazó once juegos ganados de forma consecutiva para anotarse las dos siguientes mangas: 6-3 y 6-0 y el partido en su mano.

Cuarto set de infarto

Sin embargo, el partido aún guardaba un emocionante parcial final a los espectadores. A pesar del 2-0 inicial a favor de Federer, Davydenko logró cortar la sangría en el tercero (2-1) tras avisar al número uno en el segundo juego. Nikolay mantuvo su servicio y puso punto y final a un parcial de trece juegos consecutivos ganados por el subcampeón de la edición 2009.

El ruso se fue reencontrando poco a poco con sus sensaciones perdidas y el ritmo intenso de los peloteos en el que se crece, y acabó poniéndole mucho picante a un final de partido no apto para personas aquejadas del corazón. Empató a tres juegos tras recuperar el servicio perdido en el primer juego y se adelantó (3-4) tras confirmar la total recuperación de su tenis. Incluso dispuso de varias ocasiones para haber vuelto a romper el saque de su rival y haberse colocado con un inquietante 3-5. Pero Federer lo evitó con una lección magistral de servicio y forzó el empate a cuatro juegos.

En los tres siguientes juegos el nivel de tenis subió muchos enteros a pesar de que los restos se imponían a los servicios. Los intercambios eran durísimos y los golpes ganadores inapelables. Roger disfrutó de una bola de partido (5-4 y ventaja al servicio) tras arrebatar el servicio a su rival, pero Davydenko encontró dos restos ganadores y una derecha para empatar a cinco. Nada pudo hacer el suizo que sirvió tres grandes primeros servicios angulados.

Pero a la segunda fue la vencida. Federer volvió a quitarle el juego a Davydenko y ya no le tembló la mano con su servicio. Acabó a lo grande, sumando el último juego en blanco. Con esta victoria, Federer coloca un 12-3 en los enfrentamientos directos y evitó encajar la tercera derrota consecutiva frente a Davydenko, al que no ganaba desde que se midieran en el torneo de Estoril en 2008.