Platini se viene escandalizando desde hace días con cada nuevo fichaje del Madrid. Le parecen excesivas las cantidades, cree que el fútbol no debería ir por ahí. Por cierto, y sin reproche por ello, voy a recordar que Platini fue futbolista profesional del máximo nivel. Se inició en un modesto, el Nancy; de ahí saltó primero al Saint Etiénne y luego a la Juventus, el club más rico de la época. Siempre mediante grandes traspasos y con sueldos crecientes. Lo digo, insisto, sin reproche por ello, que me parece muy bien, pero señalando la contradicción entre su biografía y su filosofía actual.

Claro, que entonces era un chico y hoy es un hombre maduro que ha podido cambiar la manera de ver las cosas. Está en su derecho. Siempre se dijo que el que a los veinte años no es comunista es que no tiene corazón, y que el que a los cuarenta sigue siéndolo es que no tiene cabeza. Bueno, pues lo de Platini sería así pero al revés: héroe del libre mercado de chaval, defensor de un idealismo antimaterialista en la madurez. Puede ser. O puede ser que se haga ese marketing en procura de los votos de las federaciones de todos los países en los que el fútbol no es tan rico.

En los que nada es tan rico. Sea como sea, hace un mal análisis. Florentino tiene un plan sugestivo del que convence a los bancos, que le dan un dinero que él inyecta en fútbol. Provoca una ilusión que mueve a la gente, y eso mueve un dinero que el Madrid canaliza hacia el Manchester, el Milán, el Lyon o el que sea, que a su vez lo irán regando hacia abajo y acabará beneficiando a todos. (En algún porcentaje servirá también para pagar los viajes en clase club y los hoteles deslumbrantes en que se mueve Platini, que no va por ahí en interraíl y camping). Lo que hace Florentino es bueno para todo el fútbol. Lo engrandece y lo enriquece.