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La Aranycsapat, la canarinha y el tiqui-taca de España

El pasado domingo España superó el viejo récord europeo de partidos invicta que poseía la selección magiar de los primeros años cincuenta, la Aranycsapat que dirigía Gusztáv Sebes y en la que brillaban nuestros conocidos Puskas, Kocsis y Czibor, pero también el sobrio guardameta Grosics y los extraordinarios Bozsik e Hidegkuti como organizadores del juego. Incluso nuestro conocido Ferenc Szusza, posteriormente entrenador del Betis, figuró en aquellas pretéritas alineaciones. Su racha de 32 partidos se rompió en el estadio Wankdorf de Berna, el de los postes cuadrados, en el único partido que no debían perder, la final de la Copa del Mundo de 1954. Si nuestra Selección ganase a Irak y Suráfrica igualará el récord mundial que ostenta la selección brasileña desde el 18 de enero de 1996.La popular canarinha enhebró 35 partidos sin conocer la derrota en dos años que comprendieron el campeonato mundial de 1994, en cuya final derrotaron a Italia en los penaltis. Era el equipo en que brillaban Bebeto, Romario y Ronaldo, donde trabajaban Mauro Silva, Mazinho y su actual seleccionador Dunga, y defendían los Cafú, Aldair, Marcio Santos, Roberto Carlos Talento, calidad, inspiración y trabajo de conjunto. Ello conduce al éxito y nuestra actual Selección, la del tiqui-taca, la de los pequeños, está a un paso de alcanzar esas cimas.

Lo que sí conviene resaltar en estos momentos es la evolución experimentada por el fútbol a lo largo del tiempo. Los húngaros necesitaron cuatro años enlazar su racha, pero Brasil y España la mitad. Se juegan muchos más partidos ahora, pero también se marcan menos goles. El 'equipo de oro' húngaro marcó 144 goles en 32 partidos, los brasileños 81 en 35 encuentros y nuestra Selección lleva 70 en sus 33 partidos invicta. Hoy se juega con mayor fortaleza física, con disciplinadas tácticas defensivas y el gol está mucho más caro.