Barberá me ilusiona y Stoner ‘fa paura’

Está claro que los mayores intereses comerciales se encuentran en la clase reina, y también que según el artículo 1.25.3 "si el líder de la carrera y el resto de pilotos completan tres o más vueltas en la misma vuelta que el líder (...) es imposible reiniciar la carrera, entonces los resultados contarán y se repartirán la mitad de los puntos de cara al campeonato", es legal que en la carrera de 125cc se otorgaran sólo la mitad de puntos. Lo que a mí me hubiera gustado es que la carrera se reanudase en el momento en el que se dio la salida de 250cc, una carrera de 13 vueltas, al sprint, a la que le quitaron 7 para que MotoGP arrancara en hora. De haber ocurrido así, el gran diluvio hubiera caído en la salida del cuarto de litro y habría que haber retrasado al lunes esta categoría y la de MotoGP.

A mí me pareció bien que Dorna, el promotor del Mundial, tomara la decisión de correr al día siguiente, pero no me gustó nada que se dejara a los pilotos del octavo de litro con sólo cuatro vueltas en el cuerpo. Profundizando en el Reglamento, he visto que, según el artículo 1.26.1, hay que tomar la decisión de reanudar la carrera en un plazo de diez minutos después de que se haya mostrado la bandera roja, lo que legitima la decisión tomada de dar por buena la mini carrera que vimos en Losail para inaugurar la temporada, pero no deja de ser, como dice mi hermano Borja en su crónica del Solo Moto, un chiste legal, pero de muy mal gusto. De lo que el reglamento no dice nada es de quitarle vueltas a la prueba de dos y medio para que la clase reina arranque en hora. "Somos los teloneros de MotoGP", dijo Barberá resignado tras lograr su victoria. Tenía más razón que un santo.

Dicho todo esto, quería destacar la alegría que nos dio a la colonia española ver ganar al valenciano 1.064 días después de la última vez, en el GP de China de 250. Había comentado durante el invierno que me da un feeling especial esta temporada la figura de Barberá. Supongo que todos lo sabréis ya, pero os puedo asegurar que las pasó canutas con su accidente del GP de Japón, donde se fracturó la tercera, cuarta y quinta vértebras (todas dorsales) y a punto estuvo de quedar postrado en una silla de ruedas para siempre. Tardó 150 días en volver a subirse a la moto, empezando la pretemporada más tarde que sus rivales, pero lo hizo con más ilusión que nadie, y ya entonces empezó a emitir vibraciones positivas. Y ahora llega a la primera carrera ¡y la gana!, venciendo así a un montón de viejos fantasmas y postulándose como un serio aspirante al título. Su inconmensurable talento, unido al gran equipo técnico y humano que le rodeada (encabezado este último por el bueno de Xavi Pérez), más los apoyos de unos patrocinadores fieles que le han creado a su medida el PepeWorld Team, que capitanea Sito Pons, tal vez la horma que necesitaba el zapato de Barberá, son una fórmula ganadora. Lo de Qatar fue sólo el comienzo y, seguramente, la mejor carrera que le he visto hacer en toda mi vida a Barby. Supo gestionar la situación en todo momento. Arriesgó cuando tuvo que hacerlo, en la salida, no se complicó más de la cuenta y, sobre todo, tampoco se enredó en peleas absurdas que tanto le divierten a él y que tanto ponen de los nervios a los demás.

El de Dos Aguas fue la cara de la moneda en 250cc, pero también tuvimos una cruz, Álvaro Bautista. Tiempo tiene para enmendar la plana e, independientemente de su mala salida y de que se equivocara en la puesta a punto (cogió una goma trasera media y la buena era la dura), lo que menos me gustó fue verle perder una batalla por el tercer puesto con pilotos como Di Meglio, Luthi o Aoyama. Me dijo, sin nombrarle, que su compañero le dio un toque. Espero que sea el último y que el siguiente, en caso de que llegue, sea él quien lo dé. No es bueno que siempre ponga el mismo la mejilla. Por cierto, que vi a Simoncelli encantado de que Bati sólo consiguiera nueve puntos y nada inquieto porque Barberá le metiera 25. A éste no le considera rival para el título, de momento, pero sí que os garantizo que es al que más teme en los duelos cuerpo a cuerpo. De eso hablé largo y tendido con Héctor la noche que Bunbury tocó en Valencia. De eso y de otras cosas...

Quizá os sorprenda que llegados a esta altura aún no hayamos valorado la carrera de MotoGP. Pues toca seguir esperando al menos unas líneas más, porque quiero hablar antes de Julián Simón. El de Villacañas regresó a casa con un segundo puesto en la buchaca y la sensación de que el dominio que ha exhibido en la pretemporada se puede prolongar durante el campeonato. Para empezar, marcó el mejor tiempo en todos los entrenamientos del gran premio, y estoy convencido de que le hubiera ganado a Ianone si no se cancela la prueba. Además, demostró su hambre al intentar ponerse primero y marcharse al suelo en la quinta vuelta, la que ya no valía. Él no había visto la bandera roja. Está enorme.

Y de MotoGP, os podría decir que lo mejor fue el reencuentro que tuve con Valentino Rossi y la complicidad con él para que firmara la paz públicamente con Sete Gibernau en la rueda de prensa precarrera. Camino de ella, me encontré a Vale en la escalera, le saludé y me pasó la mano por encima del hombro. Subimos así las escaleras, charlando, preguntándonos por el invierno, por la familia y comentando las ganas que ambos teníamos de carreras. Es alucinante lo normal que es este tío con lo grande que es. Ya en la rueda de prensa, cuando se abrió el turno de preguntas, solicité el micrófono y le pregunté si podía decir algo sobre el regreso a la competición de Gibernau, con el que tantas batallas había protagonizado en el pasado. Y lo mismo para Sete. Ambos me miraron con sonrisa cómplice, como de esas con la que le dices a un colega con cariño: "Pero mira que eres cabronazo". Se dedicaron piropos mutuos, aseguraron que podrían recuperar su vieja amistad y posaron para los fotógrafos dándose la mano. Una cosa tengo clara, si Valentino necesitara volver a declararle una guerra psicológica a Sete, volverá a hacerlo, pero de momento ambos saben que no están al mismo nivel.

En cuanto a la carrera, resultó un tostón porque Casey Stoner está en un estado de forma que da miedo. Fa paura, como dice en italiano mi buen amigo Loris Reggiani. Tras la carrera, Filippo Preziosi, creador de la saga Desmosedici, dijo en La Gazzetta algo que me impresionó y que sacamos en AS: "El nuevo chasis de fibra de carbono ayuda, pero con un piloto como Stoner podemos arriesgar". Es una manera de reconocer que la diferencia entre Casey y los demás pilotos Ducati la marca la fe ciega que el australiano tiene en su mecánica e ingenieros. Qatar sólo ha sido la primera de 17 carreras, pero Casey nos ha cargado de razón a los que pensábamos que él es el favorito número uno este año. Además, Rossi acabó inquieto por el rendimiento de su neumático delantero. Aseguró que él siempre empleaba un compuesto más duro y que ahora no dispone de él. Tendrá que adaptarse rápido, porque no hay otra elección.

Lorenzo cerró el podio, y se lo merecía sólo por el espectacular adelantamiento que le hizo a Dovizioso. Ambos se midieron en la recta y, a la hora de tirar de frenos, el español lo hizo más tarde. Pasadón.

Me gustó mucho la remontada de Pedrosa hasta que el descerebrado de De Angelis le rompió el ritmo y empezó a perder posiciones. Lo del sanmarinense es reincidente. ¿Os acordáis de lo que le hizo a Barberá en Estambul 2006 a 261 por hora? Ya le vale.

Espero ansioso vuestros comentarios. Uves y Ráfagaaaaaas

PD: Enhorabuena a mis colegas de Radioestadio del Motor, de Onda Cero, por estrenar blog bajo el nombre Pole Position. Ánimo y buena suerte. Os paso su enlace: http://blogs.antena3.com/poleposition/