La herencia del Congo le hizo idolatrar a Ali

Alejandro Delmás

El hijo de los emigrantes africanos es el obstáculo que le queda a Rafael Nadal antes de la final. A Tsonga casi le retira una hernia de disco. Si nos atenemos al único resultado con Nadal, todo parece fácil para Rafa: en dieciseisavos del US Open 2007, con Nadal muy tocado de las rodillas, Tsonga no pudo arrebatar un solo set al número dos del mundo, que le apeó por 7-6, 6-2, 6-1. Naturalmente, éste es otro Tsonga. También parece tratarse de otro Nadal, más fuerte y crecido que en Nueva York...

Para llegar a la semifinal ante Nadal, lo mejor que hizo Jo-Wilfried Tsonga fue despachar en primera ronda (cuatro sets) a Andy Murray, cabeza de serie número nueve. El éxito abrió el camino y aupó la moral al pegador de Le Mans, que ayer troceó a un cansado Youzhny. El ídolo de Tsonga es Muhammad Ali. En una entrevista biográfica realizada por la Federación Francesa en 2004, Tsonga nombraba tres veces a Ali, como "ídolo", "ejemplo", y "deportista al que que querría haber visto competir". De hecho, Tsonga guarda cierto parecido con El Loco de Louisville. Suele vestir pantalones bombachos y chaquetillas deportivas con capucha, como los boxeadores que van al gimnasio. Nacido en 1985, Tsonga admite que su padre, que vivió en el Congo la fiebre del combate Ali-Foreman en 1974, le transmitió su devoción por Ali. Pero Tsonga no baila como una mariposa: pega como un cañón.