Mientras Robinho desgrana sus últimos goles en el Santos, su futuro club se entrena en Irdning, donde se cruzan las apuestas sobre quién o quiénes saltarán del equipo ante los nuevos fichajes. Dado que Figo ya no contaba al final de temporada y que los nuevos con derecho de plaza son Baptista y Robinho, se supone que hay dos jugadores más que deben salir del equipo que acabó jugando la Liga. Uno, en buena lógica, sería Owen, cuyo puesto junto a Ronaldo pide a gritos Robinho. En cuanto a Baptista, entrará por la izquierda, empujando a Zidane a la zona de Raúl. De modo que entre estos dos grandes habrá que elegir... en ocasiones.

Digo en ocasiones porque la dinámica nos va alejando del concepto del equipo-once y empujándonos al de equipo-plantilla. Temporadas largas, con tres competiciones más mucha actividad internacional que exigen para afrontarlas de catorce o hasta dieciséis jugadores en parecidos términos de aportación o importancia. A eso se refería Zidane ayer cuando decía: "Deben jugar los que mejorestén". Cada día concreto, en cada momento concreto, se entiende. Claro, que eso no disminuye el morbo de esos días especiales (Barça, Manchester, Bayern...) en los que si están todos a punto dará mucho que hablar quién se queda fuera.

Volveré otro día sobre el tema Raúl-Zidane, difícil, porque es como elegir entre los cañones y la mantequilla. Hoy prefiero detenerme en Owen, al que creo que el Madrid debería mantener. Es cierto que veinticinco millones son muy tentadores y que él preferirá ser titular en algún buen equipo de la isla para garantizarse el Mundial. Pero es un delantero muy capaz para el gol, eso escasea, a Robinho habrá que administrarle, la temporada es muy densa y ahí hay entre quince y veinte goles, como titular o en ratos sueltos, que el Madrid no debería desperdiciar. Yo que Florentino le daría una pensadita al tema, salvo que necesite el dinero.