MOTO2 | ALONSO LÓPEZ

“Me he marcado el objetivo de disfrutar”

Alonso López, cuarto en el Mundial de Moto2, habla sobre cómo el cambio de filosofía ha sido clave en su carrera.

Alonso López ha llegado al parón de verano como una de las grandes sensaciones de Moto2. Actualmente es cuarto, a 56 puntos del líder. Para la segunda parte de la temporada, el español tratará de mejorar aún más su rendimiento y luchar por el campeonato. Una situación idónea, que sin embargo, se ha construido en base a un camino complicado. Su debut llegó en 2018 y se presentaba como una de las grandes alternativas para el futuro del motociclismo español. Sin embargo, a principios de 2021 se encontró con la noticia de que no continuaría en Moto3.

Desde entonces, una etapa difícil, pero que ha convertido a Alonso López en el piloto que es actualmente. Su primera experiencia tras su salida del Moto3 fue el Campeonato de Europa de Moto2 con el equipo Boscoscuro . “Ese cambio comenzó bastante mal porque abandoné sin quererlo el Campeonato del Mundo por una injusticia y no sabía qué iba a hacer”, comenta en una entrevista a uno de sus patrocinadores, Estrella Galicia.

Entrar en el Campeonato de Europa fue el primer paso para alcanzar el nivel actual. Sobre todo, por su coincidencia con Fermín Aldeguer, actual piloto de Moto2. “Al final conseguimos ir al Campeonato de Europa. Ahí todavía estaba mal, pero tuve la desgracia y la suerte de coincidir con Fermín, que, gracias a él, puedo decir que soy el piloto que soy a día de hoy. Nos hacíamos fuertes el uno al otro. Si él ponía el nivel aquí, en la siguiente carrera yo iba un poquito más”, explica.

La llamada de Luca Boscoscuro, clave en su carrera

Después de esa experiencia, Alonso no tenía nada claro su futuro. “Yo pensaba que estaba en un momento en el que ya no tenía nada más”, afirma. Pero apareció Luca Boscoscuro, propietario del Lightech Speed Up de Moto2. “Llegó Luca y me dio la oportunidad de correr en el Mundial”. Una llamada que cambió por completo su suerte. Un antes y un después en su carrera. “Ese fue un momento en el que maduré mucho en muy poco tiempo”, explica el español.

Pero no solo fue esa llamada la que cambió la filosofía de Alonso. “Me fui a vivir solo y tenía que hacer prácticamente de padre de un chaval que estaba bajo mi responsabilidad. No era sólo ocuparme de mí, sino que encima me tenía que ocupar de otra persona, pero lo viví con mucha filosofía. Pensé que (poder competir) era un regalo que Dios me había dado y ni sabía por qué”.

A partir de entonces, el piloto veía las cosas de otra manera. Era consciente de la oportunidad que tenía, pero cambió su actitud. “Pensé, voy a disfrutarlo. Si sale bien, sale bien, y si sale mal, sale mal. Cogí la moto e hice primero en el primer test contra Acosta y Augusto Fernández. De repente, hago primero. Llevaba como seis meses sin subirme a una Moto2. Flipé muchísimo. Pensé, cuidado, pero llegué a la primera carrera y fue igual. Me lo tomé bien y disfruté muchísimo el año pasado. No había disfrutado así en mi vida”, recuerda.

Y ahora, cuarto en el Mundial de Moto2. Un cambio en su manera de afrontar la competición, que ha sido clave para llegar a la posición en la que se encuentra actualmente. Reconoce que debe seguir con esa filosofía, a pesar de que este año le ha costado más. “El chip de entonces me funcionó muy bien. En estas primeras carreras me ha costado ponerlo, pero me he marcado el objetivo de disfrutar porque a veces estoy muy obcecado en luchar por el título y se me olvida disfrutar”.

Alonso lo tiene claro. Lo primero es disfrutar. Y a partir de ahí, luchar por el campeonato. “Por los puntos y los resultados que tuve el año pasado, sé que se puede soñar con ello. Tengo que disfrutar, porque hago lo que más me gusta y encima viajo por todo el mundo. Luchar por el campeonato es consecuencia de lograr muchos pequeños objetivos”.

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