Bautista es un bicampeón de peso
El español logra en Jerez su segundo Mundial de Superbike. Le hacían falta dos puntos, un decimocuarto en carrera, pero lo dio todo y ganó la primera manga
Álvaro Bautista se ha convertido en bicampeón del mundo de Superbike, como estaba previsto, y en un escenario que si le dan a elegir seguramente no escoge otro. En Jerez, el trazado que lleva el nombre de la leyenda española de motociclismo, Ángel Nieto. Todo estaba preparado en el asfalto andaluz para celebrar el segundo título consecutivo del talaverano, la reválida del cosechado el pasado año. Al de Ducati solo le hacían falta dos puntos para cerrar una temporada excelsa en la que acumula 25 victorias en 34 carreras, otros cuatro podios repartidos entre tres segundos puestos y un tercero. Y cinco poles, con la de Jerez. Unos números apabullantes los firmados por Bautista. Por más que algunos rivales busquen excusas al dominio del binomio entre el campeón y Ducati, el talaverano es un (bi)campeón de peso al que no se le puede poner un pero. Porque por esa Panigale han pasado varios pilotos en los últimos tiempos (Davies, Redding, Rinaldi...), pero solo la hace ganar un español inconformista de Talavera de la Reina.
Porque en un fin de semana que le hacía falta un decimocuarto para igualar con dos Mundiales de las derivadas de la serie a Fred Merkel (1988, 1989), Doug Polen (1991, 1992), Troy Corser (1996, 2005), Colin Edwards (2000, 2002), James Toseland (2004, 2007) y Max Biaggi (2010, 2012), no salió a contener, a correr a la defensiva. Al contrario. Se proclamó campeón a lo grande. Con victoria. Apretó en la clasificación y partió en la pole, con Aegerter y Lowes como compañeros de fila y Razgatlioglu, su rival por el título, séptimo por detrás de la segunda fila: Rea, Gardner y Oettl.
Se apagó el semáforo y se lanzó Bautista a la curva 1 para empezar a imponer su ley, con las Kawasaki de Rea y Lowes detrás de él y la Yamaha de Razgatlioglu casi a la desesperada, llegando al tercero tras una salida complicada. En dos giros quedaba una foto muy reconocible, los tres mejores, Bautista, Razgatlioglu y Rea, por ese orden tras un ataque descomunal del turco al norirlandés, que suman ya nueve títulos mundiales, al frente.
En ese punto el español no quiso líos, abrió gas para marcar la primera vuelta rápida de carrera, se descolgó Rea y se quedaron campeón y aspirante una vez más mano a mano. Como en Portimao donde se pasaron y repasaron de todas las maneras imaginables. E inimaginables. Razgatlioglu demostraba una vez más que es irreductible, recortaba metros por donde podía y contestaba al estirón de Bautista con una vuelta rápida para no perder la estela de la Panigale.
Tras la primera tormenta pareció llegar un momento de calma, de tanteo. Y llegó el KO. Apretó otra vez el líder a falta de 12+1 para el final, pero el turco seguía atado, ya con más dificultades al colín de la Ducati. Primero 0.5, luego 0.8, más tarde 1.2… Las opciones de Toprak eran mínimas para el título y las posibilidades de ganar como consuelo la carrera 1, las destrozó Bautista con su martillo. Con nueve vueltas por completar ya estaba todo el pescado vendido y a Bautista le esperaba en la meta una nueva victoria, la 57 desde que llegó al Mundial de Superbike, un nuevo título de campeón del mundo, el segundo en SBK, al que hay que añadir el de 125cc en 2006, y una celebración con su familia y equipo de Ducati acorde con la importancia del logro.
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