"La admiración por Rossi sigue ahí"
Marc Márquez se sincera en 'La Caja de DAZN' sobre su complicada situación y la relación de respeto con el italiano: "No hace falta que todos seamos amigos".
Nunca faltan sonrisas o anécdotas con él, pero lo que ha dejado Marc Márquez en su primera aparición por 'La Caja' de DAZN han sido muchas confesiones. Le da igual hablar de su eterno rival, Valentino Rossi; no le importa admitir lo mucho que le ayudó seguir los datos de Pedrosa en su llegada a MotoGP y, como no podía ser de otra forma, tampoco rechazó hablar de sus lesiones más recientes, con un brazo que sigue evolución y un problema de visión que sigue cuidando con ejercicios diarios "por precaución", siguiendo los consejos que el médico le indica en cada revisión mensual.
De todo se sale y más si se habla de un ocho veces campeón del mundo que nunca ha tirado la toalla. Márquez cumple ya diez años con Honda, "ocho felices y dos no tanto", comentaba entre risas durante la entrevista. Aunque con razón, porque desde aquel fatídico día en Jerez, con tres operaciones en el brazo de por medio y dos recaídas en la diplopía, Marc no ha vuelto a ser el que era. Dejó pinceladas de su regreso en 2021, con especial importancia en la victoria de Misano, pero dos semanas más tarde su temporada iba a acabar antes de tiempo por esa visión doble. Y en 2022 todavía no ha logrado pisar el podio. Ya no arriesga como antes y se conforma con la realidad.
Y, aunque admite que "el gusanillo de probar otras marcas siempre está", Honda ha estado a pie de cañón para apoyarle. Por ello, habla de los suyos como "el equipo de mi vida", ese con el que llegaría hasta el final: "Siempre he dicho que por qué no retirarme aquí, depende. Sigo con la misma idea porque tengo otras motivaciones antes que probar otra marca. Tengo la motivación de volver a luchar por el título, pero con este equipo, no con otro". Reconoce que "la moto perfecta no existe" y, aunque la HRC de este 2022 es complicada, también "tiene ventajas" que explotar. Aunque todavía están buscando cómo desbloquear ese potencial.
De hecho, la situación es tan complicada que el proprio Marc reconocía que no estaban para luchar por el Mundial. Aunque ganas de celebrar no le faltan ahora que el brazo no le limita, pese a que "es diferente": "Quieres volver y arriesgar para volver a ganar. Estoy aquí para competir y luchar por cosas, si es un título o no, no lo sé, pero ojalá pueda luchar. Eso ya sería bueno". Pero, por el momento, la mentalidad es totalmente diferente: "Me tomo los fines de semana como una división ahora, no como una obligación de tener que salir a ganar. Si hago cuarto, pues cuarto; si es quinto, quinto. Ya llegará. Ojalá".
Cambios
Cuando lo malo llega, parece que llega de golpe. Marc Márquez acumula ya dos años complicados, llenos de una mala suerte que le ha mantenido hasta nueve meses fuera de los circuitos. Una lesión que, además de limitarle como nunca antes, ha provocado cambios en su vida personal. Después de toda una vida, el del Repsol Honda ha tenido que decir adiós a su Cervera natal, poniendo rumbo a la capital madrileña para centrarse en la evolución de su brazo. El ilerdense viajaba con frecuencia a Madrid, "dos o tres veces por semana por la recuperación del brazo" y, viendo que una temporada así iba a resultar inviable, las opciones se redujeron a una mudanza en la que su hermano, Álex, también le acompañó.
"Todo sea por intentar un cambio en este brazo, que parecía que estaba estancado y ahora va un poco mejor", confiesa Márquez, consciente de que tendrá que adaptarse a as consecuencias de su lesión: "Tengo que ir con un estilo de pilotaje diferente. No es la que me gusta, pero a veces lo que gusta no funciona". Sorprendido con su buena adaptación a tierras madrileñas, Marc confiesa que el secreto está "en no ir al centro de la ciudad" y mantener una rutina similar, sin grandes cambios, y centrado en sus entrenamientos: "Poder hacer bici, en gimnasio cerca de casa, estar con los tuyos... No te cambia mucho. ¿Las ventajas? Un domingo por la tarde te vas a ver a Alcaraz al tenis".
Ídolos de la infancia
Márquez siempre ha tenido claro cuáles son sus referentes. Además de Emilio Alzamora (su manager en la actualidad), el de Cervera ha admirado durante toda su vida a dos pilotos: "Cuando era niño había dos pilotos que marcaban. Uno era Valentino Rossi y en España era Dani Pedrosa. Era el piloto que realmente seguía, era diferente". Con el paso de los años, la vida les ha puesto en el mismo camino como compañeros de equipo y, aunque reconoce que aprendió mucho de Dani en 2013, el alumno acabó ganado al maestro. "No fue cosa de un domingo, ni dos, ni tres. Antes o después del warm-up pedía que me pusieran lo que llevaba Pedrosa. Las primeras carreras eran así. Salía con la mentalidad de ver donde estaba Dani y me pegaba detrás de él. Tenía que aprender de alguien. Me enseñó mucho. Veía su telemetría".
La amistad con Pedrosa se mantiene con el tiempo, aunque con Rossi no puede decir lo mismo. Ídolo de su infancia, pero lo sucedido en pista durante 2015 siempre quedará en el recuerdo del italiano. Su relación dio un vuelco y ya solo quedaba el respeto entre ambos. Y la admiración porque, pese a todo, Márquez reconoce todo lo que Valentino supone para el deporte. "La admiración por lo que ha hecho por el motociclismo, no solo por sus títulos, sigue ahí. Es el piloto que más ha movido. Lo que nos ha enseñado sigue estando ahí. No tengo ningún pudor", reconoce Marc que, confiesa, le hubiera acompañado en la vuelta de honor de Valencia, en la retirada de la ya leyenda de MotoGP: "Evidentemente, una cosa no quita la otra. Puedes llevarte mejor o peor con una persona, discutir... no hace falta que todos seamos amigos, pero eso no quita reconocer lo que ha hecho por méritos propios".