Yamaha acierta con el heredero
Quartararo se echó a sus espaldas el peso de sustituir a un icono como Rossi y también, la presión de seis años de sequía en la lucha por el título mundial.
Desde el primer momento fue un proyecto de fe. Porque aquel piloto que maravilló en las categorías base, llegó al Mundial junto a otras sensaciones. Fabio Quartararo estuvo por debajo del nivel que se esperaba de él y cuando pasó a formar parte de Yamaha, en una decisión orquestada meramente por la estructura del Petronas que fue ajena a las opiniones de la marca, el equipo malayo simplemente había puesto en sus filas a una de las grandes perlas del Mundial, que todavía no había terminado de eclosionar. Sí a nivel personal, pues fue Argentina 2018 la cita que cambió su trayectoria, pero no en cuanto a un pilotaje que entonces era una apuesta demasiado arriesgada y que ahora, le ha convertido en campeón del mundo con tan solo 22 años.
Quartararo ha llegado lo más lejos posible a lo que puede aspirar un piloto, pero la grandeza de su título no solo se cimentó en haber sido "el más rápido y el más regular" como destacó Márquez en su felicitación al primer piloto que rompe con la racha de españoles campeones en la categoría reina que comenzó Lorenzo en 2012, sino que también necesitó de una madurez exquisita en la que el primer francés campeón de MotoGP tuvo que cargar con una herencia difícil de gestionar. El año donde más se le exigió a El Diablo por sus dos temporadas anteriores, la presión de devolver a Yamaha a lo más alto iba acompañada de un salto al equipo oficial en el que sustituía al icono de la fábrica japonesa y también del motociclismo: Valentino Rossi.
Evitar que no se echase en falta la figura de un nueve veces campeón del mundo en el garaje era casi una utopía, pero los brotes verdes y la ilusión llegaron a Yamaha desde el arranque de una temporada donde firmaron las tres primeras victorias de manera consecutiva (Maverick venció el Qatar 1 y el resto fueron para Quartararo). Entonces sobre la figura del francés seguía recayendo una presión que le postulaba como el futuro de la fábrica japonesa y fue ahí, manejando un liderato que ha sabido gestionar sin ningún pero y a base de una regularidad que a dos citas del final le permite ser el único que ha puntuado en todas las carreras, cuando también se postuló en Iwata como relevo de Jorge Lorenzo en la historia de la marca.
"Ha terminado todas las carreras y no se ha caído. Eso es muy complicado cuando estás con presión", resaltaba el balear, quien por su parte había sido el último piloto que consiguió darle la gloria a Yamaha. Lo hizo con una cifra de siete victorias que ahora puede igualar Quartararo en las dos últimas carreras del año, para terminar de consolidarse como el piloto con más triunfos de este 2021 junto a una M1, que parece haber dejado atrás una de las etapas más grises de su trayectoria en el Mundial. A partir de 2017, apostaron por una alineación en la que buscaron en Maverick a su potencial campeón, para seguir agrandando su historia en una década que dominaron de lleno junto a Honda a nivel de títulos (hasta el de Suzuki en 2020, Yamaha conquistó tres por los siete de la marca del ala dorada). Sin embargo, ha sido el piloto de Niza quien ha hecho resurgir a la casa de los diapasones para llevarla de nuevo a la élite de MotoGP.
Una apuesta a largo plazo
Eso no exime que todavía quede trabajo por hacer, pues la M1 sigue teniendo carencias a las que se ha sobrepuesto el talento de un Fabio que se coloca como sucesor de Jorge al manillar de una moto donde han compartido cualidades. Ambos son finos en la conducción, no demasiado estridentes en el cuerpo a cuerpo y en definitiva, pilotos Yamaha. La cualidad necesaria en una marca que apuesta por la fidelidad y se pone como objetivo "tener a muchos años a Quartararo" en el box. Porque como pasó con sus otros seis grandes campeones (Agostini, Roberts, Lawson, Rainey, Rossi y Lorenzo) a excepción de un Giacomo que solo se proclamó en una ocasión junto a los de Iwata, el resto de trayectorias han sumado al menos tres entorchados en el seno de los japoneses. Y ahora, eso es lo que se espera de un Quartararo que ya ha colocado la primera piedra.