MOTOGP | LA INTRAHISTORIA

El día que Roser y María ‘amenazaron’ a Márquez y Lorenzo con un azote en el culo

Recuerdo en el Día de la Madre a las de los dos españoles campeones de MotoGP tras acabar la carrera de Jerez en el GP de España de 2015.

Repasado el último documental de DAZN sobre Marc Márquez a partir de la figura de su madre, Roser Alentá, bajo el título ‘Incondicional Márquez | Historia de una madre’, se me viene a la cabeza un recuerdo del que hoy, Día de la Madre, se cumplen exactamente cinco años. Sucedió en Jerez, donde este fin de semana se habría disputado de nuevo el GP de España de no ser por la maldita pandemia del Coronavirus, en el parque cerrado a pie de podio de la carrera de MotoGP. María Guerrero, la mamá de Jorge, que había ganado la carrera, y Roser, feliz allí con el segundo puesto de Marc, se felicitaron mutuamente de muy buen rollo ante el micrófono de Telecinco y la del mallorquín dijo sobre sus hijos que “como no se lleven bien, azote en el culo”, algo que la del catalán corroboró con una sonrisa de oreja a oreja.

Las madres de los pilotos son las grandes sufridoras de las carreras. Valga este recuerdo de las de los dos españoles campeones de MotoGP para homenajearlas a todas y, quien quiera entenderlas mejor, que se vea esa Historia de una madre en la que Roser deja muchas perlas. Aquí van algunas:

Lorenzo con su madre, María.

“Marc de niño era muy pequeño. No pesaba. Era como un fideo y me dijeron que le tenía que dar todos los días un litro y medio de zumo natural. A los niños normalmente hay que perseguirles para que se lo coman todo, pero él era el que me lo pedía a mí cada día para poder crecer para montar en moto”, dice.

Marc reconoce que “estar con 11 años subido a una 125 y ponerte a 220 por hora es temerario”, y sobre eso su madre dice: “Cuando empecé a ver que corría con motos más grandes, empezó a entrarme el yuyu”. Y es que además no le tocó ser la madre de un piloto cualquiera… “Sin riesgo no hay recompensa y si quieres más recompensa que los demás tienes que coger más riesgos”, afirma el octocampeón para resumir la esencia de su filosofía como piloto de carreras. En ese sentido, Roser sabe que “Marc no tiene miedo a nada. Hace las cosas por instinto” y tiene muy claro cuál es su prioridad: “Lo importante para mí es que no se caiga, y ya está. Espero que tenga un poco de cabeza”.

Sobre su manera de ver las carreras, asegura que siempre prefiere verlas por la tele, incluso cuando está en el circuito. En esos casos se encierra en el motorhome de sus hijos y cumple con su ritual: “Lo tengo todo preparado antes de la carrera en una mesita, con mi botellita de agua, porque mi intuición es que no puedo perderlos de vista. Veo la carrera con mariposas en el estómago. Y tensa”.

Es especialmente curioso cuando Roser cuenta el día que su hijo Álex la engañó para ir a pie de pista a ver a Marc. “Prefiero verles por la tele porque hay menos sensación de velocidad. El ruido de las motos es diferente en la pista. Cuando me engañó Álex y me llevó con su scooter, vi pasar una vez a Marc a pie de pista y le dije que me llevara inmediatamente al box, porque no podía verlo. Parecía Pepe el bayeta de lo tumbado que iba. Fue la primera y la última vez que lo vi en la pista”.

Para Roser, “vivir en casa con dos campeones es normal, porque es como si no lo fueran, es vivir con dos hijos”. Lo que no niega es lo orgullosa que se siente de ellos: “Que tus dos hijos lleguen donde están llegado no te lo imaginas. Es como un sueño hecho realidad”. Y acaba el documental la mamá de los Márquez contando cómo se imagina la vida el día que sus hijos ya no corran: “Imagino mi vida cuando seáis mayores con vosotros siempre dando un poco por saco y cuidando a los nietos”. Así sea. Y feliz Día de la Madre para todas las mamis.

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