El año decisivo de Maverick
Con todas las plazas por firmar y la presión de Quartararo en el equipo satélite, el próximo curso será clave para la continuidad del español en Yamaha.
Firmó el estreno soñado junto a Yamaha en 2017 consiguiendo tres victorias en las cinco primeras carreras y, sin embargo, la fortaleza de Maverick Viñales junto a los japoneses fue debilitándose a la par que una M1 cada vez menos competitiva. La marca de los diapasones entraba en una crisis de la que ahora empiezan a resurgir y pese a que el piloto de Roses, después de tres temporadas, les ha dado seis de las siete victorias conseguidas, se encuentra en la cuerda floja dentro del equipo japonés.
La situación del español se forja más por presión que por resultados. Rossi en el equipo oficial y Quartararo en el satélite cierran un triángulo que deberá tener sólo dos vértices para 2021 y es por ello que Maverick tendrá que hacer equilibrio durante la próxima temporada para permanecer en el dibujo de Yamaha. De momento ha empezado con buen pie. El de Roses se marchó de los primeros test del invierno con el mejor tiempo (1:29.849) y un ritmo que, tan sólo tres días antes, le hubiese servido para llevarse la victoria. De las 67 vueltas que completó el miércoles en Valencia, Maverick rodó durante 25, que equivale prácticamente a la distancia de carrera, en un 1:31 que llevó a Márquez hasta lo más alto del cajón.
Entonces renunciaron al triunfo pero ahora, ¿aspiran a esa posición? "Sí, se pueden ganar carreras, pero para el título hay que mejorar mucho". No debe olvidarse de que ganando carreras también puede caer la corona, siempre que haya regularidad, y además de encontrar los "7 km/h que faltan para igualar a las Honda", la regularidad es la otra tarea pendiente junto a una M1 nueva que deja satisfecho a Viñales "porque la entrega de potencia es igual, es suave, y eso era lo más importante". ¿Por qué? Porque el español tuvo que reinventarse y trabajar su estilo para adaptarse a lo que exige la Yamaha.
Poco a poco las piezas van encajando a su favor, las primeras sensaciones de cara a un año clave son buenas y tras arrasar de nuevo en Jerez, si la M1 vuelve a ser una moto ganadora, sólo habrá un detalle importante que no dependa de él: los movimientos de Valentino y Quartararo. Pese a que el italiano es actualmente la Yamaha menos competitiva, su posición por motivos ajenos a los resultados es la que menos peligra en ese garaje. Por su parte, el francés ha sacado a relucir todo lo que necesitaba para formar parte de una estructura oficial y los diapasones no quieren perderle, aún sacrificando la posición de otro piloto ganador. ¿La solución? Hablar sobre la pista, el resto está por ver.