Quartararo lidera en la vuelta a la normalidad de Márquez
Tras la fuerte caída del FP1, el campeón regresó del hospital con el brío de siempre y lideró el FP2 desde su tercera vuelta, pero no entró en la pelea final.
Tres vueltas del FP2 tardó nada más Marc Márquez en disipar las pocas dudas que pudieran quedar sobre su estado físico, tras la dura caída sufrida en el FP1 del GP de Tailandia. El campeón salió por orejas en la curva 7, su Honda quedó destrozada y a él lo enviaron en ambulancia a un hospital a Buriram, para reconfirmar que los dolores que sentía en el pie izquierdo y en la espalda no eran más que fruto del golpe y que no había fractura o fisura alguna que lamentar. Allí se lo descartaron y en su regreso al circuito ya estaba liderando la tabla de tiempos en tres vueltas. Eso sí, no tenía permitido volver a caerse, más que nada porque sólo tenía una moto en el box debido a que no había dado tiempo a reparar la de la mañana, partida en dos por el basculante a consecuencia de las numerosas vueltas que dio.
Lo que no hizo el del Repsol Honda fue entrar en la guerra por la vuelta rápida en los últimos compases de la sesión. Su registro inicial de 1:30.891 ya le garantizaba un hueco entre los diez primeros con acceso directo provisional a la Q2 y poco o nada le importó que en el tramo final le superaran varios pilotos. El más rápido en su vuelta a la normalidad volvió a ser Quartararo, con un crono de 1:30.404 que le situó a casi cuatro décimas del récord de la pista tailandesa que ostenta el ilerdense desde el año pasado.
Además del galo, también se colaron por delante del español en la tabla de tiempos Maverick, Morbidelli, Miller y Rossi, en lo que supuso un festival Yamaha con sus cuatro motos colacadas entre las cinco primeras plazas. Por detrás del piloto que volverá a coronarse campeón de MotoGP este domingo, si consigue meterle dos puntos más a Dovizioso en la general, se clasificaron hasta cerrar las diez primeras plazas Aleix, el citado Dovizioso, Mir y Rins. Con este sexto inicial de Marc y el octavo de Andrea se da una de las combinaciones que permitirían cerrar el título aquí al del Repsol Honda, porque sumaría diez él por ocho su rival, pero que nadie dude que, de acabar la carrera, acabará más arriba de esa sexta plaza.
Lo que ha hecho Márquez con su regreso en un frenético día es un puñetazo contra su propio pecho, para espabilarse y reafirmarse a sí mismo como ese caníbal que siempre tiene hambre y al que nada asusta. Algún otro en su lugar se lo habría tomado con más calma o incluso se habría ido a descansar a la espera de cómo se encontrase mañana, pero él no. Él volvió a dar gas y en tres vueltas ya estaba primero con 1.2 de ventaja sobre el primero de sus rivales. Luego bajó la diferencia a 0.8, después un poco más y al final le acabaron pasando cinco pilotos, pero eso ya daba igual. Lo importante es que había vuelto a su rutina de gran premio, usando el viernes para preparar el intento de asalto a la victoria del domingo.
Mención especial también merece Pol Espargaró, que en su regreso a la acción sólo doce días después de que le operaran de la fractura del radio distal izquierdo se pegó con su KTM 20 vueltas en la sesión de la mañana y 21 en la de tarde. Polyccio, que había sido por la mañana testigo directo de la caída de Marc, la que calificó de "muy violenta y agresiva", cabó la jornada decimoquinto, a un segundo de la cabeza, pero muy satisfecho por ver que todo el esfuerzo realizado para llegar a tiempo al GP de Tailandia ha merecido la pena. El catalán no está aquí por estar, ni mucho menos. Detrás de él acabaron Rabat 18º y Lorenzo 20º, que tampoco parece muy inspirado en Buriram al manillar de su Honda.