Andrés Vilariño cuelga los guantes tras 50 temporadas
Ha logrado cuatro títulos europeos de montaña absolutos y un quinto en la categoría de sport prototipos, que sumados a sus cinco entorchados nacionales hacen de él el tercer piloto más laureado en la historia continental por detrás de Simone Faggioli (10 títulos) y Mauro Nesti (9).
No había campeonato de España de Montaña en la que no triunfase Andrés Vilariño. Desde 1979 (su primer título, el Nacional de Montaña en turismos) hasta 2015 estuvo dando guerra. Sus primeros pasos los dio en 1969 como copiloto de Juan Carlos Etxeberria. Lo deja tras 50 temporadas en la brecha. Apaga el motor. A mediados de este mes, en la Subida a Sa Cala en Ibiza, sintió sobre el rostro la brisa de la despedida. Era la última victoria de su carrera. Como desde sus primeros tiempos, el piloto donostiarra dominó todas las mangas y, tras una temporada en la que ha logrado récords en distintas carreras y el top 5 en una cita del europeo, ha decidido colgar definitivamente los guantes y centrarse en la dirección de su escudería en la que compiten sus hijos Ángela (casada con el expiloto vizcaíno Efrén Vázquez) y Ander.
Vilariño dio el paso a nivel europeo a mediados de los 80 del siglo pasado. En 1989 se coronó. Ese mismo año realizó su debut en las míticas 24 Horas de Le Mans compartiendo un Porsche 962C del equipo Brun Motorsport con Rudi Seher y Franz Konrad, pero tuvieron que abandonar. En los años siguientes Vilariño fue imbatible en el Viejo Continente, alcanzando nada menos que cuatro títulos europeos consecutivos desde 1989 a 1992. siempre inquieto, atacó de nuevo la épica de Le Mans en 1994, esta vez con un Ferrari 348 GTC-LM compartiendo coche con los también españoles Tomás Saldaña y Alfonso de Orleans. Fueron undécimos en la clasificación absoluta y cuartos dentro de la categoría GT2, que ganaron Jesús Pareja y Carlos Palau con el Porsche 911 Carrera RSR de Larbre Compétition.
Más tarde se unió al constructor italiano Osella. Permaneció entre la nobleza europea y nacional y se dejó caer por la NASCAR Whelen Euro Series. Se va con 67 años de edad, en los que ha logrado cuatro títulos europeos de montaña absolutos y un quinto europeo de montaña en la categoría de sport prototipos, que sumados a sus cinco entorchados nacionales hacen de él el tercer piloto más laureado en la historia del europeo de montaña por detrás de Simone Faggioli (10 títulos) y Mauro Nesti (9).
Su casa está llena de trofeos. Decenas de copas que han empequeñecidos las estancias. "hasta aquí, he estirado muchísimo mi carrera y ya estoy muy cansado, mentalmente es duro, porque duermo pensando en las carreras y me levanto con lo mismo", expone. Se va a dedicar a apoyar a sus hijos y atender la escudería y el Circuito Vilariño Motorsport en Olaberria que regenta, a escasos metros de la N-I entre San Sebastián y Vitoria. "Por ser hijos míos han tenido más fácil agunas cosas peor también muchas trabas en otras", confiesa. Tiene un trazado de hasta 1.100 metros de longitud y ocho metros de ancho con hasta ocho posibilidades de trazado diferentes. Habitualmente lo recorren Mini GP1; tienen karts de 390 cc, 200cc e infantiles de 100cc. Organizan eventos para empresas, conducción de coche en circuito, charlas... "Quiero agradecer a todos los patrocinadores, instituciones, equipos, amigos y aficionados que me han apoyado y animado", agrega Andrés, que adorna un palmarés inigualable con dos participaciones en las 24 Horas de Le Mans, una con Porsche en 1989 en la que una avería apartó al equipo de la carrera y otra con Ferrari en 1994, en la que terminó en cuarta posición en GTB. "Al final el gusanillo puede con todo. Sentía la motivación por seguir participando pero no paraban de llegar victorias", proclama.