Xavi Foj: "El desierto es muy duro si no respetas las reglas..."
Disputará este año su 28º Dakar con Toyota y Cooper Tires y busca la victoria en la categoría T2, coches de serie. "No siempre debes correr todo lo que puedas".
Con 27 dakares a sus espaldas, más que ningún otro piloto español, todavía hay desafíos para Xavi Foj entre las pistas y las dunas del raid más duro del mundo. El catalán (Molins de Rei, 5-11-1959) vuelve con un Toyota Land Cruiser 150 y el apoyo de Cooper Tires: “Es la carrera de todoterreno por excelencia. Van los mejores pilotos, los mejores equipos, las mejores máquinas y las condiciones más adversas para competir en el desierto. La motivación está en creer que aún puedes hacerlo mejor”.
Por eso vuelve para luchar por la victoria en la categoría T2 de coches de serie, que según Foj “debería llamarse de serie maratón, porque no dejan cambiar ninguna pieza fundamental del motor y la transmisión durante toda la carrera”. Los peligros de pilotar en mitad del pelotón: “Hay muchos más coches rabiosos que en África y camiones de 1.000 caballos. Es como si pasaran 15 ‘bulldozer’ arando la tierra y te encuentras los tramos destruidos”. Fue el primero de los T2 en 2012 y 2013. Su principal rival ahora, el francés Lavieille.
Debutó en el Dakar en 1991 y lo ha visto desde casi todas las perspectivas. Como piloto de coche y camión o incluso en 1994 como copiloto de Jutta Kleinschmidt, única mujer ganadora. ¿Qué errores deja de cometer con la experiencia? “En el equipo Schlesser aprendí a saber cambiar el ritmo de carrera. Adaptarte a las condiciones que vienen y a tu mecánica. No siempre has de correr lo que tú puedas, sino lo máximo que puedas correr sin que sufra el vehículo”.
¿A qué le teme quien ha ido 27 veces al Dakar? “Le temes al Dakar. A cometer el error que no puedes cometer y no poder terminar la carrera”. Aunque Foj no abandona desde hace 14 años, aún en África: “Allí la aventura empezaba de verdad cuando te quedabas tirado en la pista y tenías que recuperar el coche o quedarte tres días solo por detrás de la carrera, cuando el paraguas del Dakar ya se había marchado”.
En Sudamérica es más sencillo recuperar un vehículo averiado y regresar con él, pero los riesgos y el peligro son los mismos que en aquellos años noventa: “La situación es la que es, se corre en Sudamérica porque se dan las condiciones. Pero la aventura no es aventura, esto es una auténtica carrera. Lo que pasa es que el desierto es complicado, es duro... Y si no respetas las reglas también muere gente. Por golpes de calor o accidentes provocados por el estrés que generan el calor y la altitud”.