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WATERPOLO

Un verano de podios para un prometedor waterpolo español

Después de lograr cinco medallas en los cinco eventos internacionales, la RFEN explica a AS la metodología para captar el talento y formar a los futuros jugadores.

La plata de la Selección masculina.
Alejandro García

El waterpolo español se ha coronado este verano con podios en las grandes competiciones en todas sus categorías. De la plata de la selección masculina absoluta y del bronce de la femenina en los espléndidos Europeos de Barcelona, al oro de la juvenil femenina y la plata de la masculina en el Mundial último, así como el reciente bronce de los chicos en categoría júnior del Europeo de Minsk. Cinco medallas de cinco posibles. Un éxito que refuerza la estructura y la labor de un deporte que ha aportado tres medallas olímpicas (1992, 1996 y 2012) y que, desde finales de los 80, ha estado, con altibajos, a la vanguardia del deporte español.

Al margen de la calidad de sus distintas generaciones, el waterpolo mantiene una estructura sólida desde hace 15 años. Durante este periodo, el número de escuelas de waterpolo ha aumentado. Ahora, los niños y las niñas con 10 años ya pueden iniciarse en este deporte, cuya primera base motriz es la natación.

¿Cómo se detecta el talento?

La RFEN instauró unos campeonatos nacionales por categorías, lo que obliga a que cada federación territorial haga una primera selección antes de que cumplan 14 años. Bajo la tutela del director técnico, Rafa Aguilar, el coordinador Antonio Aparicio se encarga de estos grupos de edades. Durante el año, viaja por las distintas federaciones para supervisar el trabajo de los clubes y observar los posibles preseleccionados. Se organizan unas jornadas de entrenamiento o de tecnificación en cada territorial y se crea una base de datos por cada comunidad con los jugadores más destacados.

“Buscamos jugadores con condiciones y talento para los equipos nacionales. Hay niños que destacan con 14 años pero quizás no son los mismos cuando tienen 18”, comentan desde la RFEN. De esa manera, se confecciona la primera selección, la juvenil, cuya edad comprendida está entre los 16 y 18 años. Esos deportistas entran en la segunda fase de su mejora deportiva.

Forca, Leitón y Ortiz.
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Forca, Leitón y Ortiz.QUIQUE GARCÍA

Programas de tecnificación

Actualmente, la RFEN trabaja conjuntamente con los centros de tecnificación y el principal pertenece a la Federació Catalana que está ubicado en el CAR de Sant Cugat: “la gran fábrica de deportistas”. Allí, los waterpolistas catalanes pueden estudiar, tener sus dietas y alojarse. El segundo centro está situado en la piscina M-86, de Madrid, donde tienen también numerosas ventajas aunque los horarios son más propios de la natación que del waterpolo. El tercer centro, aún en ciernes, se ubica en El Olivar, en Zaragoza, una opción que con el tiempo puede progresar.

Una de las claves es “la calidad de los técnicos”. Los responsables femeninos y masculinos de los grupos de tecnificación del CAR de Sant Cugat son los segundos entrenadores de las selecciones absolutas: Jordi Valls y Svilen Piralkov, dos expertos también del juego internacional. Ambos cuentan con el respaldo de los seleccionadores absolutos, pues tanto Miki Oca como David Martín están implicados en esta estructura, de hecho ambos también entrenaron en épocas pasadas la cantera. En Madrid, los responsables son Emilio Bautista y Claudio Camarena.

La época más crítica

De los 18 a los 22 años, los waterpolistas terminan sus estudios de Bachillerato, abandonan los programas de tecnificación y ya entran en los clubes para jugar en la División de Honor. Los proceso de chicos y chicas son diferentes: Ellas, siendo juveniles o júniors, ya pueden jugar en la máxima categoría, incluso ser jugadoras importantes e ir a la absoluta. El proceso en ellos es más lento, tienen que hacerse aún debido al alto nivel y profesionalismo que hay en Europa”, explican desde la RFEN.

Las chicas mordieron bronce.
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Las chicas mordieron bronce.Rodolfo Molina

Esa etapa es más crítica, pues el paraguas es únicamente el club si, como en muchos casos, aún no acuden con la absoluta. “No sabemos si en los clubes, que no tienen tantos recursos, el nivel de entrenamiento es de alto nivel, les pueden pagar las dietas, hacen dobles sesiones…”, comentan.

No obstante, la Liga española, que no tiene el nivel de otras más potentes de Europa, convierte esa debilidad en una oportunidad, ya que muchos jugadores pueden jugar ya en División de Honor siendo júniors, algo que no sucede en los países balcánicos, húngaros o italianos.