El ‘enano’ verdugo de Real y Milán

El ‘enano’ verdugo de Real y Milán

A sus 23 años ha ganado dos Intercontinentales y con Boca tumbó en Japón a Madrid y Milán nada menos. Ahora que el todoterreno Sebastián Battaglia se ha ganado la titularidad merece un análisis. Medio de lucha, fuerte, polivalente, ordenado y con una gran mejora de su faceta ofensiva con respecto al de hace años. Él mismo aseguraba tener un defecto con su poca proyección ofensiva, pero mejoró gracias a su buen remate de cabeza. Del Battaglia que en 2000 ganó con Boca al Madrid hay diferencias. Entonces tenía 20 años. Había llegado de Ciclón Racing, un pequeño equipo de su ciudad, Santa Fé. De su infancia sencilla en el barrio Transporte, el gran trabajo de su padre en un taller metalúrgico y sus inicios habría mucho por contar, pero ante todo le importó su pasión por el fútbol y por Colón. Pasó del Luz y Fuerza a Ciclón Racing, y le empezaron a llamar el enano por jugar contra chicos mayores que él. Ahí comenzó a mejorar en fuerza y despliegue. Con Ciclón Racing jugó un torneo internacional en Chile y todo dio un giro cuando le vieron Griffa y Regenhardt para llevarle a Boca. Era enero del 96 y Battaglia empezó a soñar con llegar a lo más alto en la pensión boquense de La Candela. Empezó en la Sexta división. Debutó en Primera en mayo de 1998 ante Gimnasia y Tiro. El partido de su debut en Boca quedó para la historia como el último de Caniggia, pero desde ya hay que añadirle lo de Battaglia. Tragó saliva con una cesión al Badajoz, entonces de Marcelo Tinelli y volvió a Boca para ganarse un puesto de verdad. Jugó de volante central, por la derecha o por la izquierda, y siempre quiso parecerse al holandés de la Juve Davids. Hoy tiene dos Libertadores y dos Intercontinentales y siempre como titular. Aclamado y despedido a hombros y con todos los honores tras su último partido en La Bombonera, apuesto a que tarda muy poco en consagrarse como un grande de la Liga española.