Un goleador de altura

Un goleador de altura

Se estrelló en el Rennes francés pero se merece un regreso a Europa, ya que su nivel en el Sao Paulo está asombrando. Luis Fabiano aún tiene 23 años, y sin haber tocado techo ya se ha convertido en el gran goleador de la liga brasileña en los dos últimos años. Rápido de movimientos e inteligente en el desmarque, no ha sufrido lo más mínimo la marcha de Kaká al Milan. Le gusta bajar unos metros para participar más del juego, y una de sus grandes virtudes es la forma de conducir la pelota en carrera. Vertical y explosivo, decide a tal velocidad que recuerda al mejor Edmundo. No se marcan en Brasil 47 goles en las dos últimas temporadas por casualidad. Ahora que roza la asombrosa media de un gol por partido en el tramo final del brasileirao le ha llegado la selección absoluta y tiene la necesidad de un nuevo traspaso a Europa. Sólo dos detalles algo preocupantes, su tendencia al exceso de peso y un carácter en el campo que le ha colocado en la lista de futbolistas con más tarjetas amarillas y rojas, y hasta los técnicos de su club le han recomendado visitas al psicólogo para que modere bastante su comportamiento.

Lo tiene todo. Le pega a la pelota con las dos piernas e incluso cabecea. Nacido en Campinas, crecido en las filas del Guaraní pero consagrado en el Ponte Petra, llegó demasiado joven al Rennes junto a Lucas, Vander y César y ninguno funcionó. Volvió a Brasil y ya sí demostró en el Sao Paulo todo su enorme nivel goleador, con una asombrosa Copa de Campeones (torneo anual de carácter festivo que enfrenta en Brasil a los campeones de los distintos estados y da una plaza en la Libertadores) y la etiqueta de futuro. Terminó el año pasado máximo goleador de la liga junto al hoy atlético Rodrigo Fabrri, aunque su dureza le hizo perderse varios partidos por sanción. Hoy ya es internacional e incluso acabó anteayer compartiendo delantera con Ronaldo en el tramo final del partido ante Uruguay. Nadie le quitará el título de máximo goleador del 2003 y ha demostrado su calidad. Los grandes de España e Italia están siguiendo sus pasos con interés.