Portugal juega en casa
Cristiano Ronaldo, Renato y compañía, arropados por varios miles de hinchas del pais vecino en Sevilla. Eden Hazard sigue siendo la gran duda en el once de Bélgica.
Portugal juega en casa. No menos de 6.000 hinchas del país vecino han tomado Sevilla en las últimas horas, algunos incluso sin entrada (aún) para el partido. Suena a fado la capital del flamenco y esperan los Herois do mar imponer esta noche su no por conocida menos eficaz melodía futbolística, la del virtuoso del gol Cristiano junto a una banda de esforzados compañeros, algunos (Bernardo Silva, Renato Sanches, Bruno Fernandes...) con calidad top mundial (sigue el partido en directo en As.com).
Arrastró y arrastra CR7 al vigente campeón de Europa con su insaciable hambre de récords, recién igualada la marca de 109 goles internacionales (108, según Mr. Chip) que tanto tiempo ostentó el iraní Ali Daei. Impone el de Madeira respeto, miedo casi, aunque se enfrente esta noche a una generación de Diablos Rojos que después de muchos años vuelven a hacer justificia a su apodo, desde aquellos que quedaron cuartos en México-86. Tras enamorar (pero acabar terceros) en el Mundial de Rusia, los De Bruyne, Lukaku, Hazard, Courtois y compañía parecen haber alcanzado ese equilibrio entre el descaro y la madurez con el que triunfan los grandes equipos.
Bélgica llegó a este torneo más segura y con una merecida divisa de imbatilidad. Su tres de tres victorias en la fase final son el lógico epílogo de una previa en la que también lo ganó absolutamente todo. Admirador de Cruyff y por tanto apóstol de la posesión, el catalán Roberto Martínez supo templar el talento y la potencia de un grupo que a menudo sucumbía por descubrirse demasiado en alguna de esas virtudes. Habrá que ver qué ocurre hoy con Eden Hazard, cuyos problemas físicos son el pequeño borrón de una obra casi perfecta. La titularidad o no del madridista, al que Roberto ha racionado los minutos hasta ponerle de titular contra Finlandia, destaca como gran incógnita para el once belga en La Cartuja.
Portugal aguardará agazapada, fiel a su carácter, aunque Fernando Santos haya matizado el estilo con la inclusión de Renato Sanches en un once algo más osado. Lo mismo hizo en 2016, así que ya hay varias coincidencias premonitorias: en aquella Euro de Francia, la selección del país vecino acabó campeonando tras clasificarse con apenas tres empates en la primera fase, ante rivales presumiblemente menores además. Y ahora ha sabido sufrir para pasar en el grupo de la Muerte. Goleó en la recta final de partido a Hungría, esa cenicienta rebelde que luego sorprendería a Francia y Alemania. Renato le dio la vuelta a la imagen portuguesa en la segunda parte ante Alemania, aunque era tarde para reaccionar; ya como titular, el mediocampista del Lille contribuyó a plantar cara al potentísimo centro del campo francés para el 2-2 final ante los Bleus. Menos segura es la alineación de Bruno Fernandes, el Hazard de turno en la alineación portuguesa: tras un año tremendo en Old Trafford, Bruno flaquea en esta gran cita igual que le sucedió en la final de la Europa League contra el Villarreal.