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RAYO VALLECANO I ENTREVISTA AS

Óscar Trejo: "Un ascenso te cambia la vida en todos los sentidos"

El capitán del Rayo ha vivido dos y sabe bien lo que es superar imposibles. Hace una década fue parte del ascenso más heroico, rodeado de impagos. Por eso, no se rinde y cree en la remontada.

Trejo, durante un entrenamiento del Rayo.
JAVIER GANDULDIARIO AS

'El Chocota' (Santiago del Estero, Argentina, 1988) es un líder dentro y fuera de la cancha. Más si cabe cuando el Rayo afronta un reto mayúsculo y él es capitán y brújula. Los franjirrojos cayeron en el primer round de la finalísima del playoff y se la juegan en Montilivi, ¿pero quién dijo miedo? El mediapunta —mediocentro, falso nueve y todo lo que le echen— se ha visto ante obstáculos tan complejos como éste y ha salido airoso, con razón tiene dos ascensos a Primera (10-11 y 17-18) y se encuentra a un paso de entrar en el Olimpo vallecano, donde cohabitan Cota (con cuatro) y Míchel (tres). Trejo no entiende la gloria sin esfuerzo, los objetivos sin un grupo unido y el fútbol sin afición. Con todos ellos buscará la machada, consciente de que lo único imposible es lo que no se intenta...

—¿Cómo está el vestuario tras la derrota de la ida?

—El domingo lo primero que sentimos fue impotencia y malestar. No nos merecíamos ese resultado por sensaciones, por juego… Desde el primer minuto se vio que el Rayo iba a por el partido. El primer tiempo se terminó de una manera extraña y con el 1-2 sólo nos quedaba ir para delante, tratar de empatar... Tenemos ganas y confianza, además, hemos analizado los errores para no cometerlos de nuevo en Montilivi y poder cumplir el objetivo del ascenso.

—¿Sienten que la remontada es posible?

—Sí. Veo a la gente con ganas, enchufada… Estos días los compañeros decían que no veían el momento de que llegase el partido para confirmar el buen estado anímico y la fuerza grupal de este equipo. Ojalá lo podamos conseguir por nosotros y, sobre todo, por nuestra gente. Hay muchas familias detrás, sufriendo y alegrándose. Estamos a un pasito de coronar este año, largo y duro, con un final espectacular.

—¿Y cómo se le puede ganar al Girona?

—Me quedaría con nuestros primeros 40 minutos de la ida, siendo conscientes del peligro que ellos generan en las transiciones, a la contra. Así llegó su primer tiro y su primer gol. Hasta entonces no habían creado ocasiones y, desde dentro, pensábamos que iban a pasar cosas buenas para nosotros. Veíamos las caras de los rivales, sus sensaciones, cómo se hablaban… Pero se encontraron con ese resultado, siendo visitantes, y demostraron oficio. Hicieron su papel intentando que se jugase lo menos posible en el segundo tiempo.

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@RayoVallecano

—Demostraron tremenda efectividad: dos goles en dos remates a puerta.

—Sí, por eso hay que tener cuidado con jugadas aisladas o que parezcan tontas, de esas que te crees que no terminarán en nada. Ya hemos sido testigos de eso en Vallecas. Espero que este domingo hagamos nuestro juego. No nos queda otra que ganar y disfrutar porque ahí es cuando salen los detalles de calidad. La gente nos está mandando muchísimos mensajes de apoyo y se lo agradecemos ya que eso nos da fuerza.

—¿Y qué les transmiten?

—Ellos confían. Lo único que nos piden es que los representemos bien y nosotros queremos eso, dejarnos todo en la cancha. El otro día, aun perdiendo, nos aplaudieron y nos cantaron: 'Sí se puede'. Entramos calientes al vestuario, dolidos por no haberles podido dar una alegría.

—Usted en eso de ascensos milagrosos, tiene un máster. Se ha cumplido una década de aquel rodeado de impagos…

—Fue un año jodido en todo lo que no era deportivo. Un sufrimiento, reunión tras reunión... Sandoval nos daba mucha libertad porque quería despejar nuestras cabezas de tantos problemas. Él fue quien llevó el timón aquel curso. Uno toma dimensión de todo aquello con el paso del tiempo. En esa época era chico y, hoy en día, lo cuento y no se lo pueden creer...

—Lo que se logró fue tremendo y más en aquellas condiciones…

—Sí, con la ayuda de la afición. Creó la fila cero, se volcó… Era mi primer año aquí y no conocía el club. Esas cosas son las que te enamoran y te hacen entender que el Rayo es especial. Por suerte, hemos podido tener un poco de público ahora en el playoff y se agradece. Ojalá le podamos regalar lo más lindo, otro ascenso.

—El último, con Míchel en el banquillo, fue histórico por el campeonato de Segunda.

—Cuando había terminado la liga en Francia y estaba esperando algo de Argentina, estuve hablando con Cobeño y Míchel. Me dijeron que viniera, que iba a ser un buen año, que harían un buen equipo… Fue maravilloso. Coincidí con otro santiagueño como Cerro, me reencontré con Armenteros y vivimos otro ascenso juntos…

—Dicen que cuando llega un ascenso se nota en el vestuario, ¿cómo percibe a este?

—Hemos tenido altibajos, pero eso es propio del campeonato. Se ha producido un gran equilibrio entre la veteranía y la juventud. Hay gente divertida y otra más seria a la que vamos convirtiendo (risas). Al final se arma un lindo combo, convivimos todos los días y los fines de semana pasamos más tiempo juntos que con la familia. Conoces su historia, sus emociones, empatizas… Cuando ha llegado algo importante como esto, el vestuario ha respondido y lo va a seguir haciendo. Estoy seguro de que el domingo lo vamos a conseguir.

—¿Cómo fue volver a jugar con público en Vallecas?

—¡Increíble! En el duelo contra el Leganés había 800 personas y parecía que eran muchas más. Después, no es por faltar al respeto, fuimos a jugar a Butarque con 1.500 espectadores y parecía que había la mitad que en Vallecas. El día del Girona eran más, estaban más dispersos, pero se les escuchaba y se agradece. No tener a la afición ha sido negativo para nosotros. Sin ella, da sensación de partido de pretemporada o entrenamiento. Ese ambiente cuando llegas al estadio… Si está tu gente te grita cosas lindas y si no, te putea, pero también eso es bueno. Es el fútbol, a lo que estábamos acostumbrados y se había perdido.

—Está a un gran nivel en lo personal.

—Me siento bien, contento, porque conseguimos entrar en playoff, aunque no de la manera que queríamos. En el vestuario hablamos de que esto era una etapa nueva, todos empezábamos de cero… El grupo ha jugado bien en la promoción. No hablo de mí en particular, sino de Isi, Álvaro, Comesaña, Óscar… Y la gente que entra está sumando y haciendo cosas importantes para el equipo. Esto es colectivo y uno trata de buscar el bien común. Si pasa algo lindo, salimos ganando todos.

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@RayoVallecano

—Míchel le definía como un líder silencioso. Se entiende bien escuchándole… El grupo está por encima de todo.

—¡Pero es que es verdad! Si te dijera que soy el que gana partidos o mete goles, te mentiría. Me entrego al cien por cien, a veces me sale bien y otras mal, pero por esta camiseta doy el máximo. Es especial. En otros clubes en los que he estado no me he sentido tan importante como en este. Por momentos vividos, por la gente, por la ciudad, por la familia… El día que no dé el cien por cien seré el primero en hablar con el presidente y decirle que me quiero ir.

—¿Qué les dice a sus compañeros en las arengas previas a citas como la del domingo?

—Te sale en ese momento. No soy el único que habla. El otro día lo hizo en el vestuario muy bien Mario (Suárez), Emi (Velázquez), Leo (Ulloa), Alberto también… Ese último partido del Lugo hablamos de no perder la posibilidad de jugar el playoff como ocurrió el año pasado. Este domingo hablaremos todos un poco y ojalá podamos conseguir lo que queremos.

—¿Qué supondría el ascenso?

—Fíjate lo que ha pasado en otros, cómo se vive y se festeja, aunque con esto del COVID no se podrán hacer muchas cosas... Un ascenso te cambia la vida en todos los sentidos. Jugar en Primera no es lo mismo que Segunda, te enfrentas a Real Madrid, Barcelona… Eso es hermoso y se ve en todas las partes del mundo.

—¿Y se puede?

—Sí se puede y estoy seguro de que lo vamos a lograr. El domingo será otro milagro.