Yugoslavia fue expulsada y sustituida por Dinamarca


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Yugoslavia fue expulsada y sustituida por Dinamarca

Euro 92 - La Guerra de los Balcanes influyó en la Eurocopa

Yugoslavia fue expulsada y sustituida por Dinamarca

Yugoslavia se clasificó para la Eurocopa como primera del grupo 4. Sin embargo, fue expulsada en función de las medidas políticas tomadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debido a la Guerra de los Balcanes. En su lugar, acudió una Dinamarca que tenía de vacaciones a parte de sus jugadores. En estas páginas, el internacional danés John Jensen cuenta cómo recibieron la noticia y cómo se gestó, paso a paso, el gran éxito de la historia futbolística de Dinamarca. (Foto de apertura: Yugoslavia fue expulsada del torneo y fue repescada Dinamarca).

La política, cuyos efectos ya había sufrido España con la suspensión de su partido en Tirana contra Albania, tenía otros efectos más profundos y que emergían a la hora de la fase final de la Eurocopa. El antiguo imperio soviético se disgregaba. Por un lado, el núcleo central sufría una escisión de aquellas naciones que habían sido independientes antes de la II Guerra Mundial, lo que hacía que la URSS tuviera que llegar a un acuerdo con esas naciones para seguir unidas hasta que se firmaran los correspondientes acuerdos políticos. Con el nombre provisional de CEI (Comunidad de Estados Independientes) pudo seguir en la UEFA. De no haber llegado a buen puerto las negociaciones, Italia, segunda de su grupo, era la selección reserva para sustituir a los rusos.

Yugoslavia, en el álbum oficial

La selección de Yugoslavia aparecía en el album oficial de cromos de la Eurocopa. Las últimas páginas estaban destinadas a dos equipos reserva: Dinamarca e Italia.

Más complicado resultaba el caso de Yugoslavia. La Guerra de los Balcanes estaba llevando al fraccionamiento del antiguo feudo del mariscal Tito. En enero de 1992, la Comunidad Europea reconocía a Croacia y a Eslovenia mientras las matanzas de bosnios y serbios eran una constante. Toda esta atmósfera de muerte y destrucción engulló al deporte.

Las repúblicas independizadas de Belgrado no toleraban la presencia de sus jugadores bajo el nombre de Yugoslavia, que eran sólo una parte de la anterior. Futbolistas como Hadzibegic y Bazdarevic se negaron a jugar con la selección como protesta por los bombardeos serbios sobre Sarajevo y meses antes de la Eurocopa, el seleccionador Ivica Osim renunció a su cargo en protesta por los ataques a Sarajevo. Además, Croacia pidió participar en esa fase final si, como se estaba barruntando, Yugoslavia era excluida de la Eurocopa a pesar de haberse clasificado.

Estas desgarradoras imágenes fue habitual en Yugoslavia a lo largo de los años noventa. Los conflictos interétnicos provocaron una gran cantidad de muertes y de refugiados.

Así, a finales de mayo de 1992, justo cuando la selección yugoslava se disponía a viajar a Suecia para iniciar su concentración, el presidente de la UEFA Lennart Johansson anunció que “existía un 50 por ciento de probabilidades de excluir a Yugoslavia”. Pese a ello, viajaron. Dos días después, el 29 de mayo, la propia UEFA daba luz verde para la participación de la selección balcánica aunque con matices: la decisión final dependería de la postura del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pues bien, dicho Consejo anunció el 30 de mayo un bloqueo casi total contra la nueva Yugoslavia, integrada ya sólo por las repúblicas de Serbia y Montenegro, y la imposición de las más duras sanciones jamás acordadas contra un país europeo.

Michael Laudrup ausente

La selección danesa acudió a Suecia sin uno de los jugadores que más calidad atesoraba en sus botas. Michael Laudrup (izquierda) no formó parte de la convocatoria al tener fuertes desavenencias con el seleccionador Möller Nielsen. El que sí integró la expedición nórdica fue su hermano Brian (derecha).

La comunidad internacional consideraba a los serbios responsables de la guerra interétnica que asolaba la zona balcánica; la importación de alimentos y de ayuda humanitaria fue el único apartado excluido del embargo total, es decir, que la medida alcanzaba también a todos los eventos deportivos internacionales, incluidos los Juegos Olímpicos de Barcelona. Así, el mismo día, la FIFA, en boca de su secretario general Sepp Blatter, anunció la expulsión de Yugoslavia de las competiciones internacionales durante todo el tiempo que se prolongara el bloqueo decretado por las Naciones Unidas.

Por tanto, la UEFA, que anteriormente había dado luz verde, reculó y en un comunicado anunció la exclusión de Yugoslavia de la Euro de 1992 y su sustitución por Dinamarca, segunda clasificada tras los yugoslavos,en el grupo IV. Los plavis, en tierras suecas, no tuvieron más remedio que regresar a su país, no sin problemas pues las sanciones del Consejo de Seguridad impedían llegar en avión a Yugoslavia.

Sólo pensábamos en las vacaciones

La eliminación de Yugoslavia nos pilló a todos de improviso. Cierto es que a finales de mayo de 1992 los rumores de sanción comenzaron a ser muy fuertes, pero nosotros sólo teníamos la mente puesta en las inminentes vacaciones. Unos, los que estábamos en la liga danesa, sólo deseábamos acabar las dos jornadas que nos restaban, y otros, los que jugaban en equipos extranjeros, llevaban ya varias semanas disfrutando del descanso. Por ejemplo, Brian Laudrup ya tenía un billete de avión para viajar a Estados Unidos, Henrik Andersen estaba en Italia y Sivebaek y Schmeichel llevaban casi un mes de asueto. Con esta estampa, a principios de junio y con un partido amistoso contra la CEI a dos días vista, nos comunicaron la inclusión de Dinamarca en la Eurocopa de Suecia. Pues bien, tras ese encuentro, que por cierto jugamos de manera horrible, el equipo cambió radicalmente su mentalidad. Sabíamos que si comenzábamos bien el torneo, todo podía ser posible y con ese ánimo fuimos. El primer partido de la Eurocopa fue muy importante, la clave de nuestra exitosa andadura diría yo. Jugamos ante Inglaterra y empatamos a cero. Ese punto nos cargó de una moral que no pudo quebrantar ni la derrota en el segundo partido ante los anfitriones. Éramos conscientes de que si ganábamos a Francia estábamos en semifinales. Y lo hicimos. La clasificación hizo que esa noche viviéramos una gran fiesta en el hotel, vinieron nuestras mujeres y fue algo increíble. Este ambiente de celebración se repitió después de ganar a Holanda en semifinales en el que, según mi opinión, fue el mejor partido que jugamos en Suecia. Atacamos sin descanso ambas selecciones y fue un choque muy vistoso. Afortunadamente, nos clasificamos. Fue la apoteósis para nosotros y para todo el país. ¡Jugaríamos la final ante Alemania! Cuando eres un niño siempre sueñas en marcar en una final de un gran campeonato pero no me podía imaginar lo que el destino me tenía preparado. En el minuto 19, cuando Povlsen me pasó el balón no me lo pensé. Disparé y fue gol. Miré al juez de línea creyendo que me lo anularía por alguna razón, no podía ser todo tan bonito. No vi nada. Luego miré al árbitro y estaba señalando al centro del campo. ¡Era gol! Exploté. Ese tanto fue muy importante para mí y para el equipo ya que le abrió el camino de la gloria. Luego marcó Vilfort y fuimos campeones. Esa noche no dormimos; habíamos hecho historia. Llegábamos casi sin haber entrenado juntos, pero el factor psicológico se impuso al físico. Eso y que éramos un grupo muy unido, una piña, amigos.

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