Las razones del triste final de Bale con el Real Madrid
Aunque su salida está sumida en un mar de dudas por su disposición a quedarse, el galés podría jugar el domingo su último partido de blanco.
Además de la despedida de la temporada, el partido contra el Betis puede acabar resultando un encuentro de muchos adioses en el Real Madrid. Uno de los que puede jugar este domingo (12:00, beIN LaLiga) su último partido con la camiseta blanca es Gareth Bale (de 29 años). Zidane, que en rueda de prensa no quiso despejar las dudas sobre el futuro de Bale, volvió a citar al galés para el partido frente a los verdiblancos después de que en las dos últimas convocatorias el técnico dejara a las claras que no cuenta con él, aunque el francés intentara dar a entender después del partido contra la Real Sociedad que se trataba de una decisión coyuntural. "Está muy claro lo que yo he hecho este fin de semana. El próximo tenemos un partido y luego veremos el próximo año", decía el técnico. Era el segundo partido en que Bale ni iba ni convocado tras la espantada que dio después de que tras la derrota en el campo del Rayo Vallecano (1-0) para coger un avión con destino al lugar donde disfrutar de los dos días y medio de descanso que Zidane había concedido a la plantilla antes de disputar el partido.
El jugador parece fuera de los planes del técnico para la próxima temporada. Pero, a diferencia de campañas anteriores, ahora carece de novias y además Bale no está por la labor de irse. Estas son algunas de las razones que han ido deteriorando la situación de Bale en el Real Madrid.
Falta de adaptación
Aunque una de las razones por las que Bale se resiste a marchar se debe a que se encuentra a gusto en Madrid, el británico ha pecado de falta de adaptación a España y al vestuario. En seis temporadas apenas es capaz de chapurrear en castellano, una falta de uso del idioma que le ha dificultado comunicarse dentro y fuera del vestuario. Compañeros y compatriotas le han afeado esa dejadez. Este mismo año, en febrero, Marcelo decía de él que "sólo habla en inglés, te comunicas con él con gestos" y días después Courtois destapó 'intimidades' de la caseta blanca con un par de dardos al galés. El guardameta revelaba que lo apodaban "el golfista" y que días antes no acudió a una cena con el resto de compañeros programada para las 21:30 porque era muy tarde. "Yo, por ejemplo, vivo como alguien que nace y crece en Madrid. Ceno tarde, me acuesto tarde...", decía el belga.
"No ha sido capaz de dar una entrevista en castellano; me decepciona"
John Benjamin Toshack, compatriota suyo y exentrenador del Real Madrid en dos etapas en los 90, le ha censurado esa actitud en repetidas ocasiones. "Es lo que me decepciona un poco de Gareth. En el tiempo que lleva allí no ha sido capaz de dar una entrevista en castellano. Si vas a trabajar a esos lugares, se lo debes por respeto a la gente".
Megacontrato vigente
Llamado a ser, por expectativas deportivas y remuneración, el gran líder ofensivo del equipo tras la marcha de Cristiano Ronaldo, su rendimiento no ha justificado el esfuerzo de las arcas madridistas para tenerlo en el equipo. La salida del portugués convirtió a Bale en el jugador mejor pagado del Madrid, con un contrato de 14,5 millones de euros netos por temporada hasta 2022 tras prolongar su contrato en octubre de 2016, tres años después de fichar. De no haber renovado, el próximo 30 de junio habría finalizado su vínculo con el club blanco.
Temp. | PJ | Min. | Goles | Asist. | Gol/min. |
13-14 | 44 | 3.228 | 22 | 19 | 146,7 |
14-15 | 48 | 4.038 | 17 | 12 | 237,5 |
15-16 | 31 | 2.382 | 19 | 14 | 125,4 |
16-17 | 27 | 1.936 | 9 | 6 | 215,1 |
17-18 | 39 | 2.362 | 21 | 7 | 112,5 |
18-19 | 42 | 2.620 | 14 | 6 | 187,1 |
Fuente: Transfermarkt.
Intermitente en números; de más a menos en sensaciones
Gareth Bale ha dejado momentos históricos para la retina del madridismo: su cabalgada ante Bartra en la final de la Copa de 2014 o la chilena en la final de la Decimotercera son imágenes icónicas del galés vestido de blanco. Pero no han sido suficientes para eclipsar su falta de protagonismo en momentos difíciles en escenarios sin tantos focos.
La temporada pasada parecía sentenciado. Zidane apenas le concedió minutos en la fase decisiva de la Champions, mientras sí disfrutaba de ellos (y celebraba goles) en un Liga de cuya lucha el Madrid estaba ya descolgado. El galés se desquitó en la final con los dos goles definitivos saliendo desde el banquillo. Las marchas del francés y de Cristiano Ronaldo, unidas a su brillante actuación en Kiev, le dieron una nueva oportunidad con galones de estrella del equipo. Una condición que reclamó verbalmente en el pasado pero cuyo juego no ha servido para reivindicarla.
Sus recurrentes lesiones también han perjudicado su consideración. 23 lesiones le han hecho perderse 91 partidos: el 26% de los que ha disputado el Real Madrid estas seis temporadas. Un caro historial de indisposiciones...
La animadversión de una afición harta
Todo un cóctel que la afición ha ponderado con un veredicto sonoro. Bale ha sido pitado insistentemente en sus últimas apariciones en Chamartín por una hinchada que no tolera la abulia y la desidia del galés. La grada del Bernabéu ha dejado a Bale sin defensa ante los valedores que pudiera tener en la zona noble. Habrá que ver la reválida del domingo en caso de que Zidane decida darle los que podrían ser sus últimos minutos ante la afición blanca: si hay enmienda a la totalidad en forma de persistencia del ruido de viento que le ha acompañado en los últimos partidos o sus buenos momentos acaban inclinando la balanza a favor del aplauso. La temporada pasada, cuando también se barruntaba su adiós, el Bernabéu optó por la ovación tras en un encuentro en el que marcó dos goles en la goleada (6-0) al Celta.