Bale: a lío por entrenador
El galés ha expuesto a todos sus técnicos en el Real Madrid. Su última polémica: quería jugar ante España pese a borrarse ante Atlético, CSKA y Alavés. Finalmente será baja.
La polémica vuelve a planear sobre Gareth Bale y no es un escenario nuevo. El galés viajó con su selección, algo que molestó en el Madrid después de que se borrase de la segunda parte contra el Atlético por unas molestias (las pruebas revelaron que no sufría lesión), del viaje a Moscú (el Madrid perdió contra el CSKA) y de que pidiera el cambio contra el Alavés cuando faltaban 20 minutos y con 0-0 (aunque antes de producirse tiró una falta: Bale pidió el cambio pensando en jugar contra la Selección). El Madrid acabó perdiendo 1-0… Este comportamiento de Bale (“Tiene miedo a lesionarse”, reconocen en el cuerpo médico blanco) ha obligado a Lopetegui a cambiar sus planes sobre la marcha y le ha puesto en problemas. Ahora, el galés ("fatigado muscularmente aunque no lesionado", dicen en el club) pretendía jugar contra España este jueves pero el Madrid pidió formalmente a su selección que descanse y se reservará para el duelo ante Irlanda, partido de la Liga de Naciones. Sin Cristiano, Bale está llamado a liderar al nuevo Madrid postCristiano, pero los frecuentes dolores del galés y su mayor apego a su selección exponen al equipo blanco y a su nuevo entrenador…
Ancelotti
De un modo u otro, Bale ha dado dolor de cabeza a todos los entrenadores que ha tenido en el Real Madrid. Fichado en 2013 por 101 millones (el más caro de la historia en aquel momento) por empeño de Florentino Pérez y no por necesidad del equipo, su llegada obligó a Ancelotti a encontrarle sitio en el once. Lo logró quitando a Di María de la banda derecha a pesar de que ese no era el sitio del galés (adquirió notoriedad en la izquierda, primero como lateral y después en ataque). Fue el nacimiento del tridente formado por Bale, Benzema y Cristiano, la famosa bbC, tres jugadores que sólo miraban al ataque y comprometían al equipo en defensa. Ancelotti remedió el desequilibrio con Di María en el centro del campo, plan que dio la Décima. Solucionado el primer enredo, Carletto volvió a verse comprometido por el galés en la segunda temporada.
Florentino fichó a James Rodríguez (80 millones), pichichi del Mundial de Brasil, y ‘desplazó’ del once a Di María, que finalmente acabó en el Manchester United. Ancelotti se vio obligado a volver a la casilla de salida. Y arrancó bien encadenando una racha de 22 victorias seguidas, pero tras un bolo con el Milán, cuyo fin era recaudar dinero, el equipo se desplomó físicamente y llovieron los conflictos. El más grande, y uno de los que acabarían llevándose por delante al italiano, tuvo el nombre de Bale. Ancelotti le sentó contra el Valencia, el 4 de enero de 2015, (2-1 en Mestalla que acabó con esa racha triunfal) y Florentino le dio un ‘toque’, como desveló Carletto en su libro Liderazgo tranquilo: ganando corazones, mentes y partidos. “Desde entonces, la relación no volvió a ser la misma”, confirmó el ahora entrenador del Nápoles. Meses después de aquel episodio, fue despedido…
Benítez
Benítez, el técnico que sustituyó a Ancelotti, también tuvo problemas aunque en esta ocasión no fue con Bale sino a causa de Bale. Consciente de la importancia del galés para su nuevo presidente, aterrizó en el Madrid con el fin de agradar al jugador y a Florentino. Por eso, aquel verano decidió ir a ver a Bale a una concentración con Gales, gesto que no tuvo con Cristiano… Su tendencia por adular al de Cardiff le distanció del resto de la plantilla. Le puso de mediapunta, como deseaba el futbolista, y en sala de prensa escatimó elogios al portugués para ponderar la figura de Bale: “Es difícil decir quién es el mejor. Creo que Cristiano, Bale, Benzema o James están ahí...”. Benítez quiso después recular diciendo que Cristiano era el mejor del mundo, pero cuando le preguntaron por el mejor jugador al que había entrenado, patinó de nuevo: “No puedo decir que es el mejor porque he tenido algunos muy buenos”. La falta de conexión con la plantilla y el 0-4 del Barça en el Bernabéu, que acabó con una pañolada contra Florentino, le sentenció.
Zidane
Florentino vio en Zidane un paraguas para la crisis y tiró de él, que estaba en el Castilla. Zizou, como Ancelotti, también chocó con los privilegios del galés y aunque en un principio le sacó los colores (acabó señalado en el Clásico de abril de 2017 por alinearle a pesar de llevar sólo tres entrenamientos), terminó por hartarse. Entre las lesiones y los desaires, le degradó: de indiscutible, Bale pasó a ser accesorio. Zidane le dejó en el banquillo en las grandes noches europeas de la pasada temporada como ante el PSG, la ida ante la Juve, contra el Bayern (no jugó ni un minuto), o en la final de la Champions contra el Liverpool, donde acabó marcando dos golazos.
Lopetegui
Aquella actuación reivindicativa en Kiev empujó a Bale a decir: “Estuve muy decepcionado por no estar en el once de la final, sentía que me lo merecía. Necesito jugar cada fin de semana. Me tengo que sentar con mi representante para hablar. Quizá me quede, quizá no…”. El pulso con Zidane y el club estaba echado, pero la dimisión del técnico (y la salida de Cristiano) le abrió el cielo. Sin el portugués y sus 50 goles por temporada, Lopetegui necesita de la participación del mejor Bale. Pero en las últimas semanas, ha vuelto a surgir el misterio en torno al galés. Su “fatiga muscular” y su pánico a lesionarse le han llevado a bajarse del barco en los tres últimos partidos, pero no le impidieron marcharse con su selección y querer jugar ante España, como desveló su seleccionador. Un feo que no ha gustado en el club...
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