A veces el fútbol, como la vida, es cíclico. En diciembre de 2011 el Villarreal de Juan Carlos Garrido andaba tan mal en Liga como ahora (17º con 14 puntos) y venía de empatar en la ida de dieciseisavos de Copa en Miranda (1-1). Afrontaba la vuelta en condiciones similares, con ganas de rotar pero con la obligación de pasar. Perdió (0-2) y destituyeron al entrenador, que era la gran apuesta de la casa. De aquella pesadilla quiere escapar ahora Calleja, cuestionado por los resultados y con el 3-3 en Almería en la memoria. A su favor juega que la crisis y tanto movimiento en busca de soluciones le permitirán tirar de suplentes que hace nada eran pilares (Mario, Jaume Costa, Bacca, Ekambi) y de veteranos curtidos en mil batallas (Javi Fuego) (sigue el partido en directo en As.com).
Al técnico del Submarino aún le dura el enfado del primer partido disputado hace un mes en la primera gran noche de Chukwueze, la sensación nigeriana, con el primer equipo. Llegó a decir que el partido había sido “impropio de un equipo de élite”. Y no le faltó razón. Con 1-3 dio vida a un rival aferrado a la inspiración de Sekou, un ariete que no juega en Liga pero que es el pichichi en Copa (tres goles) tras sus exhibiciones en La Rosaleda y frente al Submarino. A pesar de que el resultado provisional le invita a soñar con todo merecimiento, el Almería tampoco está para tirar cohetes y confundir cuáles son sus deberes. Acumula cuatro empates en los últimos cuatro encuentros y confiará en jugadores que o bien salen del ostracismo (Juan Ibiza, cedido por el Villarreal) o que aún llevan el cartel de meritorios (Martos o Abenza) ya que se juega los cuartos en Oviedo el fin de semana. La promoción de ascenso se ha alejado, más que de forma cíclica, de manera dolorosa.