El Real Madrid le quita otra bandera al Barcelona
El Madrid cambia la tendencia: el fútbol coral del que presumía antes el Barça es ahora propiedad de los blancos, que también dominan en la Selección.
Si había algo de lo que presumía el Barça, sobre todo desde la exitosa etapa de Guardiola, era del juego en torno a la pelota. De ese fútbol de toque cocinado en el centro del campo y al servicio de Messi que enamoró al mundo, conquistó títulos (histórico fue el Sextete de la era Pep) y contagió (la Selección se miró en su espejo). Pero, poco a poco, el modelo del Barça se fue simplificando con la marcha de jugadores como Xavi o Iniesta y abrazó un juego más directo, con un menor sentido de equipo y con Messi como resumen del éxito. Justo lo contrario que el Madrid, que puso el ojo en reformar su centro del campo con jugadores como Kroos, Modric, Isco o Asensio y está protagonizando un cambio de tendencia que se reflejó a la perfección en el encuentro ante el Roma (3-0): definitivamente, los blancos le han quitado al Barça la bandera del juego coral.
Lopetegui ha reformulado al Real Madrid tras la marcha de Cristiano y con el paso de los partidos va afianzando su idea: presión firme arriba (también era una de las señas de identidad del Barça de Guardiola), solidez en defensa, salida desde atrás con el balón controlado y asociación a la hora de atacar. La evolución del número de pases de los blancos en un partido plasma ese cambio de régimen: en la 2015-16 el Barça promediaba por encuentro 76 pases más (648 frente a 572); en la 2016-17 la media se mantuvo casi intacta (614 a 539); en la temporada pasada el Barça siguió siendo el dueño de la pelota aunque la distancia se redujo (los blancos promediaron 599 pases por partido frente a los 652 de los de Valverde), pero la filosofía de Lopetegui se está imponiendo este año y el Madrid promedia ahora más pases que el Barça (737 a 735). Los datos de posesión también hablan de un crecimiento del Madrid en esta vertiente: si en 2015 el equipo sólo tenía de media el balón el 57% del tiempo, ahora con Julen lo tiene en su poder el 67%, sólo tres puntos por debajo del Barça (70%). En Liga, Madrid y Barça empatan en posesión: 70%...
Para entender el cambio hay que poner el foco en el centro del campo. Mientras que el Barça ha ido perdiendo quilates en esa zona (Xavi, Iniesta, Thiago…) y cambiando su modelo de toque a otro de menos finura, el Madrid la ha alimentado. Desde la 2010-11, el 39% de los fichajes del Madrid (16 de 41) han sido centrocampistas; el Barça sólo ha contratado el 29% (10 de 34). Si bien con Mourinho el estilo era la contra, eso comenzó a cambiar con Ancelotti y Zidane hasta mutar por completo con Lopetegui. El entrenador vasco, cuyo primer mandamiento es tener el balón y a partir de ahí construir el juego, se frota las manos con la variedad de medios que tiene en la plantilla. En el 4-2-3-1 (o 4-3-3) de Julen, Kroos está siendo uno de los hombres más importantes a la hora de estructurar el juego. Por sus pies pasa casi todo el juego (407 pases en LaLiga con un 96,56% de acierto). Ante el Roma volvió a ser el ‘jefe’: 87 pases totales, el que más (el segundo fue Casemiro con 74 y el tercero, Isco con 69), con una eficacia del 95%. A Kroos hay que sumarle el despliegue físico de Casemiro, la brillantez de Modric en el último pase (partidazo ante los romanos), la luz de Isco, el duende de Asensio…
La del fútbol ‘global’ es una bandera arrebatada al Barça en los últimos años, pero no la única. En Europa ha acomplejado a los azulgrana en plena era Messi. Tanto que el argentino dejó a un lado su carácter reservado con el micrófono y, en su discurso como capitán en la presentación del Gamper, puso voz a la obsesión del vestuario culé: “Hoy nosotros prometemos que este año vamos a hacer todo lo posible para que esa copa tan linda (la Champions) y tan deseada por todos vuelva a estar en el Camp Nou”. Si Guardiola puso color azulgrana a la Champions (ganó dos: 2008-09 y 2011-12), la respuesta del Madrid ha sido rotunda: cuatro Champions en los últimos cinco años, los mismos trofeos que Messi desde su debut en 2003, y seis desde el año 2000 por cinco del Barça y del Milán…
'La Roja' se blanquea
El de la Selección, espejo del Barça hasta hace nada, es también un territorio conquistado por el Madrid. De un tiempo a acá, el jugador azulgrana ha perdido peso en La Roja, donde desde el Dream Team era mayoría, en favor del madridista. La última lista, la primera de Luis Enrique como nuevo seleccionador, fue la muestra de esta metamorfosis. El asturiano llamó a seis del Madrid (Carvajal, Ramos, Nacho, Ceballos, Isco y Asensio) por sólo dos del Barça (Busquets y Sergi Roberto; Piqué e Iniesta, que se fue a Japón, renunciaron al equipo voluntariamente). El Barça tocó techo en La Roja en 2013, en la Confederaciones, donde llegó a contar con nueve representantes (Valdés, Piqué, Alba, Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro, Cesc y Villa). En aquella lista, Del Bosque sólo incluyó a cuatro del Madrid (Casillas, Arbeloa, Albiol y Ramos)… Esta nueva era atiende a una disminución de españoles en el equipo azulgrana (ocho por 13 del Madrid).
En esa lista de Luis Enrique también La Fábrica le gana el pulso a La Masía, estandarte que lucía con orgullo el Barça hace años pero que ha bajado en productividad. Hasta seis jugadores formados en la cantera del Madrid llamó Luis Enrique (Carvajal, Nacho, Diego Llorente, Marcos Alonso, Morata y Rodrigo) frente a los tres que se hornearon en Barcelona (Busquets, Sergi Roberto y Thiago). El giro que han dado ambos clubes con la política de canteranos es evidente. Mientras los blancos han aumentado el peso de sus canteranos en el primer equipo, en Can Barça sucede todo lo contrario. Los azulgranas han pasado de contar con 17 jugadores en la 2013-14 a los diez de esta temporada. En Chamartín, la tendencia es inversa: si en la 2014-15 Ancelotti contó con sólo seis jugadores formados en La Fábrica, Lopetegui ahora tiene hasta nueve canteranos a sus órdenes.
Poco a poco, el Madrid ha ido colonizando terrenos que dominaba el Barça y por los que inflaba el pecho. Esto ha desatado en el Bernabéu el estado de optimismo mientras que en el Camp Nou el nuevo escenario se mira con cierta inquietud.
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