REAL MADRID

Bale puede cerrar el círculo

El galés podría jugar este sábado ante el Villarreal su último partido en España con el Real Madrid. Contra los amarillos jugó su primer partido con los blancos...

ASTV

Gareth Bale puede cerrar este sábado su círculo en la Liga. El galés regresa a Vila-real, donde empezó a escribir su historia con el Real Madrid. Debutó en El Madrigal, hoy Estadio de La Cerámica, un 14 de septiembre de 2013, 13 días después de que Florentino Pérez lograse sobre la bocina cerrar su fichaje con el Tottenham. Desembolsó 101 millones de euros (el jugador más caro de la historia del club) por el que consideraba el sucesor de Cristiano Ronaldo. Pues bien, cuatro años y ocho meses después, el de Cardiff regresa sin haber cumplido esas expectativas y con su futuro más en el aire que nunca. Tanto que puede ser su último partido con el Real Madrid en territorio español (en el horizonte está la ansiada final de la Champions contra el Liverpool que se disputa en Kiev).

Aquel primer partido de Bale pareció ser un boceto de lo que está siendo su carrera en el Madrid. Aún falto de ritmo y con Cristiano y Benzema como compañeros de ataque, jugó 61 minutos. Tuvo poca participación en el juego, se mostró desorientado en defensa, recuperó cuatro balones, perdió siete, hizo tres centros al área, tres remates…y uno fue a gol. Desde entonces han transcurrido 1.707 días en los que ha levantado tres Champions, una Liga, una Copa del Rey, tres Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa y una de España pero no ha terminado de hacerse imprescindible. Su trayectoria en el Madrid ha estado siempre marcada por la falta de regularidad. Lo tenía todo para triunfar de blanco. Una velocidad y una pegada prodigiosa, dominio del juego aéreo y una posición privilegiada en el mercado del márketing anglosajón y asiático. Sin embargo, las lesiones le han impedido explotar esas condiciones, aunque ha dejado imágenes icónicas como su gol en la Décima y, sobre todo, aquella carrera que ‘rompió’ a Bartra y le dio al Madrid la Copa del Rey de 2014. Hasta 19 dolencias serias ha sufrido el galés en el Madrid que le han hecho perderse más de 70 partidos.

Bale ha exhibido gol (ha marcado 85 goles en 187 partidos, cifra notable teniendo en cuenta su posición), pero no ha acabado de adaptarse al juego del equipo. Su falta de continuidad en el Madrid ha sido clave. Entre lesiones y decisiones técnicas, el galés sólo ha jugado el 52% de los minutos totales desde que fichó por el Madrid (13.928’ de 26.460’). Protegido desde el principio desde el palco (Ancelotti contó en su autobiografía que no querer ponerle por el centro le costó el cargo) hasta el banquillo, con Zidane ha cambiado su estatus. El francés, después de soltarse las correas de la bbC, ha dejado claro que para él ya no es intocable. Tal es así que Bale ha sido suplente esta temporada en noches de escaparate como ante el PSG, en el Juventus Stadium o contra el Bayern.

Cuatro años y ocho meses después de debutar, el futuro de Bale es más incierto que nunca. Descolgado en muchas fases de la temporada, mostrando en ocasiones cierta pasividad, en las últimas semanas se ha ganado el pan en la Liga (un golazo en el Camp Nou y un doblete ante el Celta) y ha sabido subirse al tren de Zidane a una semana de la final de la Champions contra el Liverpool. En la planificación del Madrid está escuchar ofertas por Bale, que sigue teniendo un gran cartel en la Premier, para hacer hueco a un fichaje de relumbrón. Pero el jugador, con contrato hasta 2022, no pondrá fácil su salida. La final de Kiev dictaminará lo que sucederá con él, pero primero hará una parada este sábado en Vila-real, donde comenzó todo.

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