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MARSELLA - ATLÉTICO DE MADRID

Antonio López: “La Copa de Hamburgo durmió con mi padre”

Las dos Europa League que ha levantado el Atleti las alzó Antonio López. Capitán de 2009 a 2012, recuerda las finales de Hamburgo y Bucarest.

ANTONIO LOPEZ
ANTONIO LOPEZMIQUEL BORRASDIARIO AS

Ahí está de nuevo el Atlético. En una final de Europa League. Supongo que a usted le inundarán los recuerdos.

(Sonríe). Sí, imagínate.

Recuerda que sentía en 2010, en la primera, Hamburgo.

Mucha responsabilidad. El Atleti llevaba muchos sin ganar un título en Europa y nosotros estábamos ahí, podíamos hacerlo. Nunca se me olvidará la gente. Cómo te animaba por la calle. “Venga, tenéis que ganar”. Toda. Y a ti se te ponía esa cosilla en el estómago.

¿Cómo ve esta final en Lyon?

Al cincuenta por ciento. En una final puede pasar cualquier cosa e ir de favoritos nos perjudicaría. El Marsella es un equipo aguerrido que ha llegado hasta aquí superando fases previas, de grupos, eliminatorias... Y eso le cuenta. Tú cuando juegas una final vas con el convencimiento de ganar. Pero también hay un rival, así que no se debe hablar de más. Hay que demostrar en el campo.

En Bucarest, segunda Europa League, le dijo a Gabi: “Levantas conmigo”. No ha podido tener mejor relevo su brazalete.

(Ríe) Sí. En esa final yo no había jugado un minuto y él lo había hecho todo el partido, ya era segundo capitán, me parecía que era lo suyo. Y sí. Me siento orgulloso de que haya sido mi relevo como capitán. No deja de demostrar que es un líder.

¿Le ha mandado algún mensaje deseándole suerte?

No. O sea: hablo con él todos los días, también hoy (por ayer), pero de nuestras cosas. Él está muy centrado y tiene todo muy claro. No hace falta ese mensaje. Lo sabe. Siempre estoy con ellos. Les deseo toda la suerte del mundo. En Lyon, cada día.

Torres podría ganar su único título con el Atlético..

Lo merece. Como persona, como futbolista, por lo que representa. Sería la guinda a su marcha del Atleti. Pero si no lo consigue que se sienta orgullo igual: ya es un grande se gane o no, ya siempre historia.

Confiese: ¿qué se siente cuándo se sube ahí arriba, a ponerle la bufanda a Neptuno?

Es el mayor orgullo que puede tener un rojiblanco. Ver a toda esa afición. La Castellana llena. Bueno, ¡todas las calles! Todas de rojiblanco. Y luego subir a la fuente y ponerle la bufanda: saber que en ese momento tú eres la persona que representa a un club tan grande es algo único, sin nombre.

¿Le dijo algo en la noche de Bucarest? ¿El ‘volveremos’?

Le di un beso y le susurré: “Hasta el año que viene”.

Y cumplió, volvió otras dos veces tras aquella noche.

Noche, por cierto, ¡en la que terminé yo llevándome la Copa a casa! Durmió con mi padre.

¿Y eso?

Se la iba a llevar un utillero a no sé donde para la celebración del día siguiente y dije yo: “No, no, de eso nada”. La llevo yo mañana. Y se fue conmigo y mi familia a casa. Le hicimos fotos en el comedor, la cocina...

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