"Éramos conscientes de que Hamburgo podía ser histórico"
Antonio López fue el capitán que levantó la Europa League de Hamburgo en 2010. Ahora que el Atleti ha regresado a esta competición recuerda aquel título, las emociones de aquel día, qué supuso. Y por qué la siguiente, la de Bucarest, quiso levantarla con alguien, con Gabi.Final Europa League 2018: Marsella - Atlético, última hora
-Hace un par de semanas, regresó con Domínguez al Nordbank Arena donde levantó la Europa League de 2010. ¿Qué sintió al volver?
-Pisar el estadio de Hamburgo una vez más fue algo increíble. Desde fuera ya notaba cómo me estaba acercando adonde fue mi primer título. La primera copa que levanté. Esa emoción era algo nuevo para mí: nunca había vuelto a ese estadio. Fue muy bonito y muy emotivo.
-Aquella final era su primera final…
-Sí, fue la primera y la estaba esperando (sonríe). Siempre lo había dicho, que no me podía retirar del Atlético sin ganar un título. Y por fin llegó jugar una final y la suerte de ganarla. Para mí fue increíble.
-¿Eran conscientes de su importancia histórica?
-Sí que éramos conscientes de que aquella final era algo histórico. Ibas por la calle y todos los aficionados atléticos te lo recordaban. Y era algo que no se había conseguido en muchísimo tiempo. Eran 48 años sin levantar un título europeo. Lo palpábamos. El ambiente, la gente. Todos queríamos ganar por esa afición que tanto se lo merecía.
-¿Recuerda el discurso de Quique?
-Fue uno más de tantos y tan buenos que nos daba. Quique tenía algo muy, muy bueno de cara a un vestuario: sabía transmitir lo que pensaba a los jugadores. Y luego nosotros salíamos a darlo todo. Evidentemente, no siempre se podía conseguir pero ese día teníamos una cosa clara: llevarnos esa victoria, esa copa, ya no sólo por todos nosotros, de cuando éramos pequeños, jugar en un equipo como el Atleti y ganar títulos, también por esa afición que soñaba que lo levantáramos.
-¿Quién era su compañero de habitación entonces?
-Nos fuimos dos días antes, para aclimatarnos, entrenar, estar tranquilos… Ay, ahora mismo no sé quién fue mi compañero, que seguro que cuando lea esta entrevista me matará... O no, sí, espera: ¡era Pablo Ibáñez! Sí, era Pablo, un fenómeno.
-¿Recuerda el viaje en autobús al campo?
-Sí, cómo olvidarlo. Veíamos que toda nuestra afición estaba con nosotros. Las calles, Hamburgo, todas a reventar. Era muy bonito ver la ciudad entera rojiblanca.
-¿Hablaron mucho en el vestuario, antes del partido?
-Antes de salir al campo, sí, hablamos pero como otro partido más. Todos sabíamos la importancia de ese partido. Parecía, en un momento dado, que había silencio pero era esa concentración de ‘jugar una final’. No había temor sino esas ganas de poder demostrar que podíamos ser campeones.
-¿Qué imponía más del Fulham?
-Que físicamente eran muy fuertes.
-El gol en la prórroga. El 2-1, Forlán. ¿Qué sintió el capitán del Atleti en el momento en el que el balón tocó la red?
-El segundo gol de Diego fue… eso sí que lo recuerdo bien y, además, tengo fotos muy, muy bonitas. Cómo me voy a hacia él. Cómo lo agarro e intento quitar a todos para celebrar el gol. Lo cogí, lo tiré al suelo y nos fuimos todos encima, salió la gente del banquillo… Fue una explosión de alegría enorme que nunca olvidaré.
-Usted había pasado ya por Neptuno, en el ascenso a Primera, pero sin apenas foco, era un chico de la cantera. Ahora volvía, como capitán. Y le tocaba ponerle la bufanda a Neptuno.
- Cuando subimos no fuimos a Neptuno. Sí que pasamos pero había gente que quería ir, otros que no. Decían que el Atleti ya tenía que estar en Primera y que era mejor no asistir, pero en esta Europa legua fuimos y yo tuve la suerte de ponerle esa bufanda. Te juro que ese fue uno de los días más felices de mi vida. Nunca imaginé, cuando yo era niño y estaba en Benidorm, con mi padre en el mercadillo, que podría ser el capitán que le pusiera la bufanda a Neptuno después de ganar un título. Esa foto la tengo enmarcada en grande en mi casa. Esa foto es de las mejores.
-¿En quién pensó cuando la levantó en Hamburgo?
-Cuando levanto la Copa lo primero que pienso es que lo hemos conseguido, que esa afición se lo merecía. Estaba toda la gente eufórica. Pienso en mi familia, en mi tío Alfonso, cuando me llevó a probar por primera vez al Atleti, con 15 años, que no sabía si me iba a quedar. Antes no era como ahora, que van a fichar los ojeadores. Antes venías y después de 500 niños de prueba podías quedarte o no. Yo tuve la suerte de quedarme. Gracias a mi tío Alfonso y a mi padre que me llevaron a Madrid. De volver, de ir a Benidorm y otra vez llevarme. Eso es la gente en la que piensas. En los compañeros. En los empleados del club. Los que están en la grada y, aunque no han pisado el césped, sabes que gracias a su esfuerzo y apoyo has logrado con su granito de arena que tú puedas levantar esa Copa. Iba para todos ellos.
-La siguiente, la de Bucarest, también la levantó usted. Pero le dijo a Gabi que lo hiciese con usted. ¿Por qué?
-Porque realmente creo que tenía que ser así. Gabi había jugado. Gabi era uno más de la plantilla y una de las personas importantes, para mí un capitán más. De hecho lo era. Y creo que él se lo merecía tanto como yo levantarla. Esa copa y todas las que ha levantado después. La de las dos juntos, él y yo, es una foto muy bonita. De hecho me gusta más que si la hubiese levantado yo solo. Mucho, muchísimo más.
-De aquella final de Hamburgo, Koke es el único que queda. No olvida los consejos que usted le daba cuando subió. ¿Qué le decía? Se ha convertido en el rojiblanco más joven en llegar a 350 partidos…
-Koke es un atlético de pura cepa. Ha demostrado una y otra vez que el escudo del Atlético para él está por encima del dinero, por encima de otros clubes. El Atleti es aquel en el que quiere estar. Te aseguro que ha tenido muchas ofertas, y muchas oportunidades de irse ganando mucho más dinero, pero él es atlético y que él represente a la cantera rojiblanca es un orgullo y la afición puede estar muy orgullosa de que él lo haga. Simplemente le decía que él jugara y lo hiciera como él sabía. Él no paraba de esforzarse. Era un chico callado, que subía y entrenaba lo mejor que podía. Cada entrenamiento era una final para él. Eso ha hecho el gran jugador que es ahora. Yo no es que le diera consejos mejores que otros. Simplemente yo veía que este jugador, aparte de tener el potencial, era muy buena persona y lo dejaba todo por ese escudo, que era una de las personas que merecían realmente la pena.
-¿Puede volver a ganar el Atlético la Europa League?
-Ahora que lo van a jugar, van a ir a por él. Tienen ese hambre, mantienen esa ilusión y, aunque no será fácil, es un título muy, muy bonito que ojalá se lleven.
-Regresó con Domínguez al Nordbank Arena porque ahora eso forma parte de su trabajo, ver futbolistas, ¿no?
-Ahora soy representante de jugadores con AL Eventos Deportivos. Llevamos a más de veinte, entrenadores también. Busco ser, ayudarles, darles consejos, como me hubiese gustado que hubieran sido conmigo. Ah, y por cierto..., ahora sí que me acuerdo, seguro: mi compañero de habitación en Hamburgo era Raúl García (ríe).