Cristian Duarte es uno de los comentaristas de la LVP más reconocido de nuestro país. Su amplia experiencia y conocimiento sobre el tema le han llevado a convertirse en un auténtico erudito de todo lo que concierne a los deportes electrónicos y hoy en día es una de las caras más emblemáticas del entorno competitivo.

Ha sido jugador profesional y también entrenador, pero su carrera en el mundo de los esports se ha consolidado como caster. En la actualidad le interesan también el fitness y la moda. Proactivo y valiente, él mismo buscó labrarse un futuro en España en el entorno de los deportes electrónicos, y lo ha conseguido.

¿Cuál fue el primer videojuego al que jugaste? ¿Tuviste alguna especie de ídolo juvenil?

El primer videojuego al que jugué, que además recuerdo mucho porque se le dio mucho bombo en televisión, fue el Pokémon Azul. Jugaba con la Gameboy grande, ni siquiera a color. Fue gracias también a mi padre, que siempre ha tenido mucha cultura del videojuego. Teníamos consolas en casa y recuerdo jugar con él. De hecho, aprendí antes a leer con el Pokemon Azul que en clase.

Con respecto al tema competitivo, el primer videojuego que probé fue World Of Warcraft. Nunca he tenido un ídolo especialmente, porque, sobre todo cuando era adolescente, mi vida siempre ha ido más ligada al deporte que a los esports. El único jugador que recuerdo, que a día de hoy se haya convertido en algo grande, era Ocelote, que jugaba también al Wow en la época que yo lo hacía.

¿Cuándo te diste cuenta de que tu futuro podía estar ligado a los videojuegos?

Más que darme cuenta, fue algo buscado. Hace cosa de tres años me ocurrió una anécdota graciosa. Iba con uno de mis amigos de toda la vida, caminando por la noche y hablando del tema de los esports y de lo que estaban creciendo y demás. Le dije «tio, yo creo que invirtiendo los ratos libres que tengo en la universidad y demás, creo que puedo llegar a vivir de esto en España porque está empezando y se va a necesitar gente. Yo creo que puedo hacerlo».

En aquel momento nos lo tomamos un poco a broma, pero terminó siendo la realidad, lo que acabó pasando. Por ello, más que darme cuenta en algún momento, fue algo que yo estaba persiguiendo.

¿Cuándo y cómo surgió la oportunidad de trabajar para la LVP? ¿Lo buscaste o simplemente se te presentó la oportunidad?

La idea de trabajar para la LVP surgió sin que yo lo esperase, la verdad. De hecho, nunca había pensado en ser caster antes de serlo. Simplemente tenía un canal de youtube donde subía mis reflexiones sobre algunos temas de esports. No necesariamente del Lol, podía ser Call Of Duty, o Counter Strike, lo que pintase. Entonces, Ángel Quintana, uno de los caster que llevaba trabajando en ello desde que comenzó el fenómeno de los esports en España, le dijo a la gente de la LVP que si necesitaban un refuerzo para el Lol que probasen conmigo.

Ellos me probaron, estuve haciendo previas y demás y de ahí terminé entrando. Pero no fue algo que nunca me esperase, ya que pensaba que mi futuro en los esports iba a estar más ligado a ser entrenador de algún equipo más que a ser comentarista, que nunca se me había pasado por la cabeza.

¿Te gusta ser caster, o hubieras preferido hacer más carrera como competidor profesional?

A pesar de que no fue lo que yo buscaba en primera instancia, ahora tengo que decir que estoy muy contento y que no buscaría cambiarme dentro de los esports. Posiblemente el día que deje de comentar el League of Legends será porque me voy a hacer otra cosa completamente diferente. En los deportes electrónicos ahora mismo solo me veo haciendo lo que hago a día de hoy.

¿Caster favorito?

Mi caster favorito es Ibai y después Ander. Son los dos mejores de España y entre ellos se complementan muy bien. Además, son con los que mayor relación tengo y cuando estamos los tres en un directo, ellos dos, o yo con cualquiera de ellos, se nota que hay un grado más de complicidad que no se ha trabajado solo delante de la cámara, sino también detrás. Considero que eso es algo que muchas parejas de comentaristas no tienen, ni de deportes electrónicos ni de tradicionales, y que es algo importante que a la gente le gusta.

¿Cómo surgió Bad Influence?

Ya estaba creado hace mucho tiempo, aunque no como equipo. Bad Influence no es un conjunto montado para ganar el torneo benéfico de Ibai, es un grupo de gente que estamos en una llamada de Skype desde hace ya unos cuantos años: jugando juntos, hablando de cosas de la vida. En común, la mayoría de ellos tienen que quizás su comportamiento en el juego no es el mejor. Sin embargo, jugando con ellos en lugar de con gente de la LVP o haber fichado a jugadores más conocidos, quería enseñar que aunque alguno de ellos como Sergio o Brutaker tengan un personaje en twitter —un personaje con fama de tóxico, como una caricatura de su forma de pensar—, cuando toca ser buenos de verdad y para las cosas importantes son los primeros en arrimar el hombro. No todo lo que vemos en las redes sociales es cierto.

Por una parte, era simplemente un torneo en el que yo quería jugar con mis amigos y pasarlo bien, pero además sabía que si lo hacíamos bien podíamos enseñar una pequeña lección al resto de la gente.

¿Cuál es la anécdota más curiosa o divertida que te ha ocurrido desde que eres caster en la LVP?

La anécdota más curiosa fue en un directo en el que no estaba casteando yo, pero la viví porque estaba en el control. Fue cuando en un casteo de Ibai-Sharin se les avisó de que tenían que abandonar porque había un incendio en la parte de abajo de las oficinas, que es donde nosotros casteamos. Lógicamente era verdad, había un incendio y estaba sonando la alarma. Pero dentro del plató la alarma no se oye, y les tuvimos que avisar y evacuar.

No fue un gran incendio, ya que a los 20 minutos pudimos retomar con tranquilidad. Pero en ese momento si es cierto que te asustas un poco.

Si actualmente te dieran a elegir, con qué te quedaría: ¿Camisas de flores o fitness?

A día de hoy escogería el Fitness, ya que es mi segunda pasión y trabajo. Pero también estoy seguro de que en 2018/2019 haré algo relacionado con el mundo de la moda cien por cien seguro.